9. Una cita

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Hoy una cita con Benjamin Zimmerman, también conocido como mi platónico de toda la vida. Todos mis deseos 11:11, las estrellas fugaces, los dientes de león, los tréboles de cuatro hojas (que nunca encontré pero valió la pena intentarlo) y lo demás se resume en este día.

Lastimosamente, no fijamos el lugar, la hora ni nada y como hoy tenemos clase de educación ni me molesto en arreglarme en la mañana, dejemos eso para después.

La clase de educación física es la más larga de todas las clases. Conseguí que Gen se mudara a basketball conmigo para ser juntas brutalmente ignoradas por los chicos.

En la clase no somos las únicas chicas, hay otras siete chicas pero al igual que Gen, ellas no quieren jugar y no juegan. Son básicamente a las que rechazaron en todas las otras modalidades y con mucha suerte hacen algo en el examen.

Yo, a diferencia de estos individuos, pase varias tardes jugando basket con los Zimmerman por lo que no soy un mal partido pero los muchachos de mi clase miden tres metros como mínimo y por lo visto no tienen un cuarto de cerebro de lo que tienen de altura como para darse cuenta de soy una buena jugadora. Alan es el más bajo, para que se hagan una idea de los titanes a los que me enfrento.

El inicio de la clase siempre es el mismo. Ser seleccionada por último, intentar que me pasen la pelota, correr, gritar, levantar los brazos, ser ignorada y terminar yendo de lado a lado detrás de los chicos con Gen, quejándonos de todo en general.

Tras media clase de correr y correr detrás de los humanitos que ignoran por completo nuestra existencia, nos rendimos.

—Diana Cobb, no pienso dar otro paso detrás de estos chicos ¡no notarán nuestra falta! —dice Gen con una mano en la cintura. Sus largas y perfectamente ovaladas uñas rojas no están hechas para esto.

—Está bien Gen... —digo rendida porque no puedo contradecirla —. Pero ¿a donde se supone que iremos? No es como que el colegio sea un parque de diversiones.

—Nos quedaremos dentro, obvio. En la esquina, exactamente donde está...Cody —dice Gen con un tono de colegiala enamorada y los ojos le brillan como en los animes.

Me llevo ambas manos a la cara en un gesto de asombro. Caray ¡ni yo me lo creo!

—¿Que va con Cody, eh? ¿Ahora te gustan los blanquitos? ¡Creí que decidimos tener novios bronceados!

Si Ben me escuchara ahora, yo me suicidaría.

Bueno, Cody y yo no estamos "saliendo" exactamente, estamos en la horrible etapa de hablar. No somos novios pero no somos solo amigos. Creo que le gusto.

¿Y a quien podría no gustarle Gen?

Todos tenemos nuestro momento de gloria en la secundaria. El mío fue cuando los Zimmerman se hicieron mis amigos, el de Gen es ahora. Tal vez llego aquí por un idiota como Tony, pero muchas personas no lo tomaron por el lado malo y se dieron cuenta de la belleza que se escondía en el pelo rizado de segundo año.

No conozco a Cody pero rima con Tony y eso no puede significar nada bueno.

De todas formas, no detengo los saltos de enamorada de Gen hasta Cody. Lleva una campera bordo de pink amarrada a su cintura de avispa y el pelo parcialmente atado, resaltando sus pómulos y su clavícula en la remera de cuello redondo de la clase de educación física.

Si yo fuera hombre definitivamente estaría con mi mejor amiga.

Seguí a Gen hasta la esquina que estaba bajo la sombra y la seguridad de un firme árbol por el que yo protestaría si intentaran echar. Me ataría al árbol con candados como esas películas medio ambientales dramáticas porque es uno de los pocos árboles que quedan dentro del colegio.

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