Capítulo 10

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Las horas pasaban, veía como las hojas goteaban por causa de la lluvia, me encontraba muy confundía no sabia que pasaba conmigo, es que ver así a Camila me pone mal, no quiero que ella este así. Dicen que cada persona guardan algunos secretos que tienen miedo que salgan a la luz, yo entiendo a la morena pues yo estoy pasando por algo similar, no creo que lo de ella se diferente. Mi abuela siempre me decía que debía ser sincera conmigo misma y con los demás, pero con los demás debía serlo solo lo necesario ya que no se puede confiar en la mayoría de las personas.

Después de lo ocurrido en la cabaña Camz no volvió a hablar, todo lo que obtenía de ella era un rotundo e incomodo silencio, pero la entendía, como siempre digo, cada quien tiene su manera de olvida lo que le hace daño, aunque quedarte callada y no desahogarte con alguien no es bueno solo te haces mas daño, te estas guardando todo eso, luego de acumular la mayoría de tus problemas, vienen los días de depresión donde te vas destruyendo poco a poco.

Me encontraba sentada en el sofá, pensando en todo esto, pues no se que mas hacer, debemos darle tiempo al tiempo, para poder saber bien que hacer. Camila es una chica muy sensible, lo puede saber esta tarde, eso me dice que debo protegerla como sea y de quien sea. Coloque mis manos en mi cara y suspire, esto me estaba afectando a mi también, lo que no se es lo que me esta afectando ya que la morena no me ha confesado algo. Me levante y vi por la puerta a Camz, sentad en la entrada de la cabaña, sabia perfectamente que ella estaba demasiado estresada, su mirada estaba perdida en cualquier punto del bosque, quería saber que pasaba pero no debía ya que no tengo derecho a tal información.

Cuando estaba niña pasaba la mayor parte de mi tiempo jugando a proteger la princesa, pero lo malo era que no tenia a una princesa a quien proteger, mamá me decía que debía jugar a que yo soy la princesa, eso me daba gracia, ya que mamá se frustrada con mi "tonto" comportamiento de ese entonces, ella siempre se encargaba de comprarme muñecas y todas esas tontas cosas que solo ¨las señoritas ¨ debían usar, odiaba bastante los vestidos que ella me compraba, yo no era una señorita, no me sentía así, me sentía diferente. Papá siempre me apoyo con eso, con mis gustos, el me compraba pelotas de fútbol y los autos de juguetes, solo el me ha consentido así, mamá nunca aprobaba eso de el.

Tome valor de decirle a mamá que me gustaban las niñas, a los 12 años me di cuenta de eso, con mi mejor amiga, Lucy Vives, ella era una de las chicas mas hermosas de toda la cuadra, para mi lo era en ese entonces, mamá no me apoyo en eso, papá me dio el apoyo necesario para decirlo a ella, cuando lo hice... eso es otra historia, súper terrible, lo dejaremos con que mamá nunca me apoyo con nada hasta hoy en día.

No me di cuenta cuando Camila ya no estaba a mi vista, no estaba sentada en el mismo lugar ni en otro, salí de la cabaña y la busque, pues no podía dejarla andar sola y en ese estado. Camine por todo el bosque y llegue cerca del lago donde estábamos anteriormente, ahí se encontraba ella, sentada en un tronco, me acerque lentamente, pues ella seguramente estaba sumida en sus pensamientos, me quede en silencio por unos minutos.

--Sabes... es gracioso, el echo de estar, yo, aquí triste por cosas tontas, cuando en algún lugar del mundo haya una persona mas triste y con mayor razón de estarlo...

No dije nada, solo analice cada palabra, cada letra de lo que ella había dicho, con mayor razón quiero saber su pasado y lo que la atormenta, si, si quería pero no debo pregunta debo esperar a que ella me lo diga, a que ella tenga mas confianza en mi. Nos quedamos nuevamente en silencio, la tarde caía lentamente, la tormenta se alejaba y Camila... pues ella estaba apreciando el atardecer con sus ojos cristalinos. Me senté a su lado, evitando incomodarla, lo que me sorprendió fue que su cabeza estaba recostada sobre mi hombro, acaricio suave su pelo, dando así un poco de calma y también confianza.

--Camz... debes saber que no eres la única que tiene miedo de contar su pasado... yo lo tengo igual

--Pero si tu pareces tan confiada en lo que haces, no entiendo por que tienes miedo-- me quede observando cada fracción de su hermosa cara.

-- Todos tenemos miedo, Camila, lo que pasa es que algunas personas lo saben disimular, si tu ves a alguien confiado de si mismo no significa que todo en su vida sea de color de rosas

Sentí como una lágrima se escapaba de mi ojo, pues recordar por todo lo que he pasado no es fácil, no, claro que no lo era. sentí como el dedo pulgar de Camila limpiaba mi lágrima, debía hacerme la fuerte, soy de las chicas, de las pocas chicas que no demuestran lo débiles que son, sentí los fríos labios de la morena en mi mejilla, me destrozaba saber que ella es prohibida que nunca podremos estar juntas, solo Dios sabe como la amo.

--Cuando era pequeña mamá siempre me quería moldear a su gusto... Recuerdo que ella siempre me decía que debía ser una señorita como las demás...-- Camila comenzó a decir --Recuerdo que ella no le gustaba que jugara con niños, pues eso no estaba bien, nunca olvidare esas palabra ¨Entiende Camila, tu eres una señorita y debes actuar tal cual¨

-- A mi me paso igual... créeme Camila - Su mirada mostraba curiosidad y tristeza a la vez.

acaricie su rostro y ya no me importo nada, solo ella y yo, me acerque lentamente, no quería asustarla y paso, paso lo inesperado, lo que nunca pensé que podría pasar, tenia los labios de Camila rozándose con delicadeza en un profundo y sincero beso, ese beso me volvió loca, sentirla así, tan perfecta tan ella, no quería que esto se terminara, si esto fuese un sueño no quiero despertar, quiero estar así con ella para siempre, aunque se que no podrá pasar ya que ella esta con alguien mas, alguien que le puede dar un mejor futuro. Camila tenia algo que me enloquecía con tan solo un rose de sus dedos, con tan solo una mirada mi corazones latía con desdén. Nos separamos en busca de un poco de aire, pues llevábamos tiempo besándonos, le sonreí y ella me devolvió el gesto, y ahí me di cuenta que todo en esta vida pasa por algo y a su tiempo.

-- Debemos volver, Lolo... ya es hora

se levanto y camino regreso a la cabaña, su actitud me sorprendió no pensaba que actuaria así, aunque es entendible esto es nuevo para ella, la seguí y tomamos nuestras cosas y nos abrimos camino hacia el auto, le abrí la puerta y solo se subió y no digo nada mas.

el camino de regreso fue en un silencio muy incomodo, ninguna de las dos decía nada, solo hablaba para darme instrucción de como llegar a su casa, salimos de la carretera y entramos en las calles de la ciudad, Camila llevaba la vista en la ventana, quería saber en que tanto pensaba si era por el beso o por lo que paso anteriormente. Llegamos a una colonia donde se suponía estaba la casa de la morena, se notaba que las personas que vivían acá estaban bañadas en dinero pues eran casas de lujo, súper grandes, nada comparada a la mía. Camila me pidió que me detuviera frente a una gran portón, supuse que ahí vivía ella, apague el auto y volvió nuevamente el silencio incomodo.

Todo lo que me imaginaba no era normal, imaginaba que ella se había asustado con el beso y no querría verme mas, ni mas nada conmigo, debía hablar de algo, no soporto estar así en silencio cuando me decidí en hablar ella se adelanto y hablo, unas palabras que simplemente me destrozaron mas que nada en este mundo, nunca las olvidare,

--Esto no debió de pasar, Lauren, no se debe de repetir, vale ...--

Y así, como un día vino, con esa mirada marrón que me enamoro. así se fue, la vi bajarse, sin mirar atrás, sin preguntar el daño que había causado en mi, esas 12 palabras, bastaron para entender que el destino puede ser una completa mierda, en fin, el destino no existe, solo es imaginación nuestra. Limpie mis pocas lágrimas y arranque el auto, me puse en marcha a cualquier lugar donde podría olvidar todo esto, siempre que trato de ayudar a las personas, siempre termino dañada.

Entre Pinceladas (Camren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora