El sol de la tarde cubría el brutal campo de batalla; los haces de luz pasan a través de la arena que flota como un escudo. De vez en cuando, había algunas flores de sangre junto a la arena volando en el aire. La arena estaba manchada con la sangre de la batalla anterior, el cuerpo de un joven estaba sobre la arena con un brazo terriblemente mutilado. Esto es la crueldad de la guerra y no hay palabras para describirlo. Además, lo más devastador sobre las consecuencias de esta gran guerra son: la reputación del país, las ambiciones del monarca y la paz de una nación. Como lo que está en juego es grande, ya sea Qi o Kim Liao, tienen que hacer todo lo posible porque no pueden permitirse perder.
Wan Yan Xu y Su Yi, los generales de más alto rango en cada lado, peleaban uno contra el otro en el centro del campo de batalla. Ambas partes sudaban en grandes cantidades, por lo que las armaduras parecían cada vez más pesadas. Wan Yan Xu de repente dijo con una voz tranquila: "El resultado se ha decidido, ¿Por qué insistes con una pelea innecesaria? Si te rindes, te recompensaré con riquezas y títulos. El Rey de Qi y los ministros codiciosos, ¿Son realmente dignos de tu sacrificio?
Su Yi no le respondió. Sabía que Wan Yan Xu tenía razón en que el resultado ya había sido decidido, ya fuera el ejército o él. Actualmente, Wan Yan Xu tiene fuerzas como para hablar, pero él, no podía pronunciar ni una palabra. Si lo hiciera, sin importar su fuerza, indudablemente se esfumaría.
Los ojos de Wan Yan Xu brillaron con frialdad, y fríamente dijo: —Eres tan arrogante, ni siquiera te preocupas por responder". Resentido, con una tercera parte de su fuerza, había deseado que la lanza funcionara como el dragón que se zambulle en el mar o el tigre que salta hacia abajo de la montaña. Su Yi ya estaba tenido problemas para luchar, no podría resistir un ataque más y, en un momento, se distrajo. Su hombro fue herido por una flecha y una gran cantidad de sangre manchaba su armadura; sus ojos se marearon y su boca mostraba una fría sonrisa. Su Yi se balanceaba sobre su caballo antes de que su cuerpo fuera atrapado por Wan Yan Xu. La poca fuerza que le quedaba, la reunió en su puño y estaba listo para atacar a su oponente a medida que la cara del hombre se acercaba. Desafortunadamente, su enemigo se dio cuenta de su intención y lo agarró del cuello. En poco tiempo, se desmayó.
Cuando se despertó, el cielo ya estaba lleno de estrellas y con la luz pálida de una luna creciente y fría. Aunque no había viento, hacía mucho frío. Su Yi descubrió que el sudor de su cuerpo había formado una capa de hielo fino y parecía erosionar la piel. La armadura que había usado durante muchos años no se veía, probablemente fue tomada como un trofeo por el enemigo por su cautiverio. El sonido chirriante del vagón de prisioneros que viajaba en la noche era duro para los oídos.
La voz de una mujer se escuchó de repente: —El campamento está construido. El Rey me ordenó llevar al General Su a su tienda." En la oscuridad de la noche, un bello rostro se reveló lentamente. Ella vio que se había despertado y no pudo evitar sonreír. La luz de la luna estaba por dejado de su elegancia.
La carpa de Wan Yan Xu era acogedora y cálida, pero no podía derretir la frialdad en sus ojos. Cuando Su Yi entro en su visión, su aterrador rostro se retorció en una sonrisa cruel, y dijo fríamente: "General Su, ¿sabe cuánto tiempo he estado esperando este día? Tres años, un mes y cinco días. Gracias a la misericordia de Dios y a la ayuda de los Ministros de Qi, ellos cumplieron fácilmente mi deseo de toda la vida.
Su Yi apretó sus delgados labios y sus ojos se mantuvieron quietos en Wan Yan Xu. Se sorprendió al ver que el otro hombre tomo la pata de cordero asado de un plato que estaba sobre la mesa y la colocó frente a él, burlonamente y riendo: "¿Tienes hambre? Me sorprendió lo extraño que era el General Invencible durante nuestro combate. Fue hasta que interrogué a tu teniente que descubrí la razón, tsk tsk, que pena. Ah, un famoso general, muriendo de hambre y que sin comida tuvo que luchar en el campo de batalla. Si esta noticia se extiende, nadie lo creerá, ja ja ja." Su risa maniática no conmovió a Su Yi ya que el solo miraba fríamente al otro hombre.
La risa de Wan Yan Xu se detuvo bruscamente porque el silencio de Su Yi lo irrito, tal y como si fuera un payaso en un escenario e hiciera un show sin sentido donde solo había un hombre. Agarró el cuello de Su Yi, y fríamente dijo: —Te lo voy a preguntar una vez más, ¿Te vas a rendir o no?
Su Yi finalmente respondió, su tono fue muy claro, pero suave: —No me rendiré.
Wan Yan Xu lo soltó, y se burló: —¿Por qué? Ya te lo dije, ¿Esa monarquía es digna de tu sacrificio?
Su Yi dijo claramente cada palabra: —Mi vida solo la venderé por la gente de Qi. —su tono era determinado.
Los ojos de Wan Yan Xu parecían estar iluminados como una bola de fuego. La estatura de Su Yi era claramente más baja que la suya, pero en este momento, era como si se hubiera vuelto mucho más alto que él. La impresión que le dejo lo enfureció aún más, y lo más intolerable era la tranquilidad del hombre, tal y como si el no fuera el prisionero, si no que viceversa.
Apretó la herida en el hombro de Su Yi. Wan Yan Xu se sentía satisfecho cuando vio que el otro hombre se mordía el labio. Sus ojos perversos lo miraban y lentamente gruño: "Su Yi, probablemente no lo sepas. Siempre he sido despiadado con mi enemigo, especialmente contigo, no tendré piedad, y ¿Sabes cuánto placer me causa pensar en torturarte y que pidas misericordia? Como no vas a rendirte, prepárate para aceptar cualquier medio que yo use. No pienses en tratar de suicidarte, porque decenas de miles de vidas de soldados dependen de ti, y todas están en mis manos. Si decides hacerlo, me aseguraré de que las torturas que se supone que serian para ti, sean implementadas en ellos el doble, luego mataré a cada uno para que nadie se salve".
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