Capítulo 5

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Durante el trayecto al piso, no soltamos nuestras manos.
Trazo círculos en su dorso para relajarme, la espera está carcomiéndome por dentro; de algún modo me alegra saber que no soy la única que se siente de ésa manera.
Ella, está mirando el suelo, puedo escuchar lo agitada que está su respiración. Su pecho sube y baja un poco rápido.

Me gusta el efecto que estoy teniendo en ella. Y el que produce en mí.

Una vez realizado el trayecto y haber caminado unos cuantos pasos hasta el departamento, llegamos al interior de éste.

Estoy un tanto nerviosa, recuerdo haberme sentido de ésta manera la primera vez que tuve sexo; Susann me provoca sensaciones extrañas.
Cierro la puerta y pongo seguro en ella para que nadie nos interrumpa;  planeo pasarme toda la tarde ocupada con Susann.

Me volteo y observo cada uno de sus movimientos: está jugando con las puntas de su cabello y se pasa repetidamente las manos en el.
Es hermosa y no tiene idea de cuánto.

Voy hasta Susann y le retiro el cabello de las manos, estamos cara a cara. Me acerco a su rostro, y rozo nuestros labios. Ella posa una de sus manos en mi mejilla, a la vez que yo pongo mis manos en su cintura. Abre su boca y yo aprovecho para chupar su labio superior; el beso va tomando intensidad mientras pasan los minutos.
Me agacho un poco y la tomo de los muslos, ella engancha sus piernas a mis caderas, camino con ella hasta mi habitación, todo ésto sin dejar de besarnos.

Detengo mis pasos frente a la cama y la deposito con cuidado; gateo un poco para poder estar a la altura de ella, pongo mis piernas y brazos a cada lado de sus extremidades para poder apoyarme sin dejarle caer todo mi peso. Nuevamente la beso, pero ahora lo hago con frenesí, no podría estar más excitada.

—Ivana... —ahora es ella quien se aleja, su voz es ronca, y éso hace que mi centro palpite.

—¿Si? —sus labios están hinchados y rojos. Su cabello está desordenado. Sus ojos tienen un deje de miedo— ¿Qué pasa? —digo a la par que me incorporo —¿Te sientes mal? ¿Te duele mucho la cara? ¿Olvi..

—Shhhh... Cállate —me interrumpe— Es sólo que... Ésta es mi primera vez... —no puede ser cierto— y quisiera... —sus mejillas se tiñen de rojo.

Éso confirma lo que dice.
—¿Que fuera despacio? —termino por ella— No te preocupes, lo haré, si te duele o te sientes incómoda sólo debes decírmelo y pararé, lo prometo.

—Gracias por entenderme... Yo...

—Shhh —es mi turno de callarla— No digas nada más linda.

Éso basta para que me jale hacia su cuerpo y comience a besarme con la misma desesperación con la que lo hacía yo.
Minutos después donde lo único que hacemos es besarnos, me aventuro y con una mano masajeo sus pechos cuidadosamente, lo que provoca que ella emita un gemido por lo bajo.
Le ayudo a sacarse la ropa, y Susann hace lo mismo conmigo.

Una vez que ambas estamos desnudas, me acomodo sobre ella y la beso. Me apoyo sobre una mano y con la otra trazo un camino desde su abdomen hasta su pelvis; acaricio sus labios vaginales y luego su clítoris, lo que hace que comience a mecer sus caderas contra mi mano.

Me alejo unos cuantos centímetros de su rostro, y cuando reúno la suficiente confianza, busco la entrada de su vagina y hundo dos de mis dedos poco a poco en ella. Está tan apretada, y éso hace que me moje aún más.
Su rostro se contrae debido al dolor y cierra los ojos, pero no me dice que pare así que continuo metiéndolos hasta el fondo. Una vez que toco su pared, me detengo.
Inmediatamente abre los ojos y me mira como si no lo hubiera hecho nunca antes.

—Continua —es todo lo que dice.

Así que saco despacio ambos dedos, y los hundo de nuevo con más fuerza. Sus caderas se levantan y siento como su vagina atrapa mis dedos. Ella lanza un gemido.

—Maldición —digo ahogando un jadeo.

Continuo sacando y metiendo mis dedos; en cuestión de minutos ya no son 2 sino 4.
La recámara se llena de gemidos y jadeos de Susann.

Siento como comienzan a temblar sus piernas; unos segundos más tarde Susann llega al orgasmo gritando mi nombre.
Saco mis dedos de su vagina y cuando lo hago me doy cuenta de que éstos tienen sangre, producto de la pérdida de su virginidad.
La abrazo mientras sigue en la sensación alucinante del orgasmo.

Cuando recupera la conciencia; ella me besa.
—Éso fué alucinante Ivana... —sus ojos están entrecerrados y sé que no debe de tardar en dormirse.

—Lo sé pequeña, ahora descansa —digo mientras dejo un beso en su frente.

Susann se deja llevar por Morfeo.

                                     •••

Me doy un baño y voy a por mi moto.
Le pido al conductor del taxi que vaya lo más rápido que pueda para que cuando Susann despierte yo esté ahí.

Una vez que recupero al amor de mi vida, voy como alma que lleva el diablo hasta el departamento; al momento que entro en éste, veo a una somnolienta Susann saliendo de mi cuarto en dirección al baño. Lleva una bata mía, pero no por mucho tiempo.

—Hola —dice mientras se talla los ojos.

—Hola, ¿Cómo te sientes?

—¿La verdad? —se sonroja, y dirige su mirada al suelo.

—La verdad —repito, y cierro la puerta de una patada.

—Un poco adolorida —no voltea a verme en ningún momento.

—¿Enserio? —camino hasta ella y levanto su cara, sus ojos se encuentran con los míos un instante y rápidamente aleja su mirada de mí.

—Sí —está apenada, cosa que no debería de ser.

La beso castamente en los labios. Ella cierra los ojos, y entreabre su boca.

Me alejo, doy media vuelta, y me dirijo a mi recámara.

—¿Qué te pasa? —dice Susann molesta.

—Me pasa que acabo de tener sexo contigo y no puedes ni siquiera mirarme a la cara —le respondo, a la par que me siento en la cama y me saco los zapatos.

—¡¿Crees que es fácil?! Dios, es la primera vez que...

—Lo sé —le interrumpo—, pero me enferma que te sientas apenada, me hace pensar que hice algo mal...

—No hiciste nada mal, es sólo que fué tan genial... Nunca pensé que sería así... Que me sentiría así —me interrumpe— siento tantas cosas ahora mismo.

—¿Como qué? —le digo y me levanto de la cama.

—Me siento mejor, aunque adolorida —ella mira mis pies—, también siento mucho deseo...

—¿Ah, sí? ¿Por qué? —camino lentamente hacia ella.

—Por tí —en cuanto las palabras salen de su boca desabrocho la bata, y la echo hacia atrás, dejándola al desnudo.
Devoro su boca y la tumbo en la cama.

Somos todas manos y labios.

En un descuido de mi parte, Susann se haya sobre mí y saca toda prenda que cubra mi cuerpo; después besa mis pechos y —obviamente copiándome— traza un camino con sus labios hasta mi vagina.

Me separa las piernas y pasa su lengua por mi clítoris; lo que me hace lanzar una palabrota acompañada de un gemido.
Se posiciona y comienza a lamer mis labios vaginales, para rematar, muerde suavemente mi clítoris.
Sube sus manos y juega con mis pezones a la vez que mete su lengua en mi entrada.
Repite aleatoriamente todo éso durante unos minutos. En cuestión de segundos la estancia se llena de gemidos míos.

Quita sus manos de mis senos y presiona mis manos contra el colchón con ellas.
Sus lametazos son cada vez más frecuentes y decididos.
Es tan alucinante lo que me hace que termino por correrme rápidamente.

Es mi turno de gritar su nombre.

¿Un Triángulo Amoroso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora