Ni siquiera he puesto un pie dentro de la casa y la voz de mi madre se hace resonar por toda la estancia:
—¿Dónde estabas Ivana? —pregunta un tanto molesta.
—Por ahí mamá —contesto mirando al suelo, el alcohol está comenzando a golpearme, con fuerza.
—Y además borracha... ¿No te puedes detener por nada Ivana? No es momento para que estés bebiendo...
—¡No es mi culpa que estés enferma! —la interrumpo—... ¡No tengo obligación de cuidar de tí y de Ronny! ¡También tengo derecho a divertirme! —le espeto, en cuanto las palabras salen de mi boca me doy cuenta del enorme error que he cometido.
—Tienes razón... —la cara de mi madre se descompone por el llanto— No es tu obligación —dice quitándose furiosamente las lágrimas de las mejillas.
—Mamá... No... Yo...
—No Ivana —me interrumpe—, no es tu trabajo cuidar de una mujer que ni siquiera te parió y de un niño que no lleva tu sangre, no es justo que lo hagas.
—Mamá, no digas eso, los amo... No voy a dejarlos solos... —mi voz se escucha distorsionada, y no sé si es por el alcohol que me escucho así o porque estoy a punto de llorar— Estoy tan mal mamá... Siento que mi mundo está lléndose al carajo y que estoy amarrada de manos, que no puedo hacer nada —mi anterior duda a quedado resuelta: son ambas cosas.
Dam se acerca a mi y me abraza fuertemente, yo hago lo mismo con ella.
—¿Por qué todo lo bueno en mi vida desaparece? ¿Por qué tienes que tener esa enfermedad? ¿Por qué Ronny tiene que ver a su madre así...? Es tan sólo un niño... ¿Por qué la vida es tan injusta? —digo contra su hombro— Ustedes han sido tan buenos conmigo. No quiero perderte Dam, te amo tanto...—Shhh... —pasa su mano lentamente por mi cabeza tranquilizándome— Ivana, debes aprender a preguntarte para qué a mí, en lugar de por qué a mí... Las cosas suceden con un fin pequeña, tenlo en mente siempre. Ahora vamos a tu cuarto, debes dormirte ya —de mala gana me desprendo de ella y caminamos juntas a mi habitación. Sólo hasta que estamos frente a la puerta se detiene.
—Descansa cariño —dice y deja un beso en mi frente—, lamento haberte gritado y dicho todo eso, también me he sentido muy presionada... —toma mis manos y las aprieta.
—No, disculpa mi comportamiento, soy una jodida infantil, el alcohol no soluciona absolutamente nada, sólo hace que diga y haga estupideces como la de hace rato, te amo Dam, y también a Ronny, son lo más importante en mi vida, velaré por ustedes día y noche, jamás los dejaré solos, nunca —digo con toda la firmeza que puedo encontrar en mi ebrio cuerpo.
—Lo sé Ivana, también nosotros te amamos, ahora a dormir —revuelve mi cabello como cuando era niña y se va.
Al entrar en mi cuarto me despojo de toda prenda y me arrojo a la cama.
•••
Su voz me despierta.
Sé que es ella, porque nadie tiene esa voz tan jodidamente irritante y hermosa al mismo tiempo.
No logro entender todo lo que dice, sólo puedo escuchar pequeños fragmentos...
—Y entonces... Pero yo no... El caso es que... Bueno, y ahora...
—¿Susann? —intento abrir los ojos, pero la oscuridad es tan inmensa y su voz a dejado de escucharse...
—Sí Ivana, shhh.... Tranquila, solamente quería asegurarme de que estabas bien, lo siento mucho si te desperté... —se le oye tan tranquila que comienza a darme miedo de que esto sea tan sólo un sueño.
—¿Susann?
—¿Qué pasa Ivana?
—Dime que esto no es un sueño, que estás aquí conmigo, dímelo Susann, por favor...
—Shh... Esto no es un sueño Ivana, estoy aquí, siempre estoy aquí, contigo, te... —el sonido de su voz se corta a media oración, lo que provoca que comience a desesperarme.
Siento como deja un beso en mi mejilla.
En ese instante por fin logro abrir los ojos, para encontrarme con lo que más me temía:
La nada.
•••
—¡Ivana, por el amor de Dios, no te duermas desnuda, podría entrar cualquiera! —grita Dam echándome un short, una blusa y ropa interior a la cara.
—Agh... Mamá —abro los ojos y escucho el portazo que da al salir.
Luego de vestirme rápidamente llego corriendo al comedor donde Ronny ya está sentado y comiendo cereal.
—¡Hola Ivan! —me saluda el peque.
—Ya te he dicho que no me gusta que le llames así, se llama Ivana, no Ivan, Ronny —le reprende mi mamá desde la cocina.
—Pero todos le dicen así y a ella no le molesta...
—A los demás no les puedo decir nada porque no son mis hijos, pero como a tí te tocó la mala suerte de serlo, te callas y le dices Ivana —responde Dam.
—No es justo...
—Calla...
—¡Ya! —digo interrumpiendo a ambos— Ronny dime Ivana, o simplemente no me digas de ninguna manera, listo —voy a la cocina a lavarme las manos, Dam está seria y se le queda mirando fijamente al huevo que está cocinando—, no te vas a enojar conmigo por eso...
—No Ivana... —empieza tranquilamente— ¡Ay contigo! —grita.
—¿Qué pasa? —cuestiono sorprendida por su cambio tan brusco.
—Pasa que voy a ponerle más fierros a la ventana para que nadie pueda pasar —al decir eso me da un sape.
—¡Oye!
—¡No digas nada, lujuriosa!
—Pero si nadie entró, yo no...
—¿Apoco ese beso que tienes pintado en la mejilla te lo hiciste tú sola? No seas mentirosa Ivana.
—¿beso? —ahora mismo estoy a punto de volverme loca.
—Ve a verte a un espejo.
Hago lo que me dice y efectivamente tiene razón, hay una marca de pintalabios en mi mejilla.
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¿Un Triángulo Amoroso?
RomansaIvana sólo tiene dos reglas en su desmadrosa y loca vida: 1.- Sexo con chicas, sólo chicas. 2.- Noviazgos con chicos, sólo chicos. Pero todo esto podría venirse abajo con la llegada de su sexi compañera de historia: Susann y el romántico vecino que...