Capítulo 9

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Apenas escucho el sonido de la puerta al cerrarse cuando están golpeándola de nuevo. Espero que no sean los hermanitos de nuevo... Ya me han dejado hecha un manojo de dudas.

Al abrir, me encuentro con Dam.

—¡Hola!, Pasa... —me hago a un lado para que ella pueda entrar— ¿Qué ocurrió? Tú nunca vienes tan temprano, ¿Y el enano? Ambos...

—Ivana... Tengo Parkinson —me interrumpe, lágrimas corren por sus mejillas.

—¿Qué?, éso no puede ser posible... ¿Ya fuiste con un médico?...

—Ya he ido con 5 al menos... No estaba convencida de la enfermedad, pero todos me han dado el mismo resultado... —su voz va apagándose conforme acaba de hablar.

Voy hasta ella y la abrazo, no la dejaré sola, el Parkinson no tiene cura pero  juntas encontraremos la manera de controlar su enfermedad.

—No te preocupes mamá, voy a cuidar de tí y de Ronny, iremos a tus consultas... Tendrás una vida normal, ¿ok? Nada malo va a pasar... —digo intentando tranquilizarla.

—Tengo mucho miedo de dejarlos solos a tí y a Ronny... Él sólo es un niño, y tú aún eres muy joven... —los espasmos la sacuden, froto mi mano en su espalda.

—Éso no sucederá, ya haz detectado la enfermedad, ahora debes empezar con el tratamiento, tú vas a seguir viva durante muchos años más... Verás a Ronny graduarse, casarse... En fin, vas a durar viva casi un lustro... Tendremos que denunciarte por robarnos el oxígeno de tanto que vas a vivir —la estupidez que digo, hace que ría un poco y deje de llorar.

—¡Ay, por Dios! Ivana... —ella se aparta de mí— Tendrás que cuidar de tu hermano ahora... Voy a ir por la tarde al médico, cuanto antes me atienda mejor.

—Puedo decirle a Luna que cuide a Ronny, para ir contigo.

—De acuerdo, gracias hija —me da un abrazo de nuevo.

—¿Te llevo a casa? —realmente no sería bueno que manejara, debe de estar muy tensa con la noticia.

—¿En la cosa ésa a la que llamas motocicleta? Nooo... Prefiero irme en autobús...

—Mamá no seas exagerada, ¿veniste en tu coche?

—Sí.

—¡Perfecto, vamos!

                                  •••

—¿Aún no sabes nada de Susann? —me pregunta Luna.

—No, han pasado 3 semanas desde que apareció junto con su hermano en mi cocina... —respondo— Y no... Tampoco sé nada de Dante.. —digo, adelantándome a Luna.

Después de lo que pasó, ninguno de los dos han dado señales de vida.
Susann no se presentó a clases ése día, ni el siguiente, ni el siguiente y así sucesivamente; hoy fué dada de baja, me enteré de éso por una compañera (sí, es la típica chismosa que sabe hasta de qué color son los calzones del director).
Traté de hablar con Susann, pero al parecer también abandonó el departamento, y el celular manda a buzón cada vez que marcas...
Dante,  por su parte, dejó de poner cosas en mi motocicleta...

¿Un Triángulo Amoroso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora