[TEMPORADA 1]
Aurora se libra de la maldición gracias a Maléfica, quien no se habia dado cuenta de los profundos sentimientos que podia sentir por la princesa siendo estos correspondidos. Aurora debera enfrentarse a sus obligaciones como princesa y...
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Philip había fallado.
El acuerdo no se logró. Se suponía que un buen matrimonio es lo que uniría el Reino de Stefan con el de Ulstead, pero todo fue arrebatado una vez más por una infernal criatura del Páramo.
Que maldición.
Aquel bosque maldito solo le había arrebatado todo lo que un día tuvo Ingrith, pero ahora no importa. El plan debía cambiar y de una u otra forma la unión se llevaría acabó.
—¡Madre! — el joven Philip interrumpió los pensamientos de Ingrith, aun con la colera en su interior fue capaz de devolverle una sonrisa a su bien amado hijo.
—Cariño, ¿por qué tan contento? —acaricio el rostro de su hijo, muy lejos de sentir el calor de su piel si no fuera por esos largos guantes que cubre sus manos.
—Es Aurora— el rostro de asombro de la reina no se hizo esperar—. Ahora la reina del Páramo.
—Oh, vaya— sonrió forzada de la reina—. ¿Y Maléfica?
—Fue ella quien la corono como tal— su hijo tan inocente—. ¿No te parece fantástico?
—Por supuesto, querido.
—Creo que juntos podemos unir a Ulstead con el Páramo, si trabajamos juntos podemos lograrlo.
—Sí, así es— tomo las manos de su joven hijo—. En la unión esta la fuerza.
Un casto beso fue lo que basto para que Philip abandonara el gran salón. La risa no se borró del rostro de Ingrith hasta que las puertas se cerraron quedando en el enorme silenció.
—¿Mi reina? — pronuncio la pequeña chica pelirroja.
—¿Quién quedo a cargo del castillo de Stefan? — una idea surco la cabeza de la reina.
—Se dice que Lord Antonio y los de la corte real se están haciendo cargo. El reino quedo en ruinas por el mal manejo del rey.
—Y su hija quiere jugar a las hadas y magia—vomito de solo pensar en la traidora de Aurora al mezclarse con esa especie.
Con malicia giro buscando en el escritorio de madera pulida, pronto tomo un papiro y pluma. Sin duda alguna se dispuso a escribir una propuesta imposible de rechazar para alguien como Antonio.
[...]
Un reino en miserias fue todo lo que dejo el legado de Stefan. Un trono vacío y los zamuros revoloteando alrededor para usurpar la silla de oro.
La carta de Ingrith no tardó en llegar a manos de Antonio, quien sorprendido y orgulloso la leyó. Una propuesta perfecta e imposible de rechazar. La pieza más importante de su juego acaba de avanzar un paso, solo tenía que esperar antes de mover la siguiente y atacar.
Poco a poco su mapa estaba tomando la forma que tanto deseo e Ingrith gustosa colaboraría.