Cap. 12 - El mal en este mundo

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Su cuerpo fue arrastrado, sus manos atadas a la espalda y su boca amordazada. No sabía en donde se encontraba. La bolsa de paja en su cabeza no le permitía ver. Ya hacia un rato habían dejado a atrás el carruaje en donde la traían. A cada paso que daban sus raptores escuchaba el trote metálico de sus armaduras, fue fácil deducir que se trataban de soldados. El ruido de unas puertas pesadas abriéndose provoco un escalofrió en Aurora que se resistió e intento escapar de sus captores.

Lo siguiente que sintió fue el golpe de su cuerpo caer contra el suelo. Murmullos a su alrededor y la fuerte voz que hablo:

—¡Silencio!

Los hombros de Aurora fueron sujetados, dejándola de rodillas. Se resistió, recibiendo a cambio un apretón en la nuca para que se quedara quieta.

—¡He aquí, a la princesa!

La bolsa que la mantenía cubierta, fue retirada descubriendo el lugar en donde se encontraba. Rodeada de los hombres que integran la corte, aquellos ancianos prepotentes y hambrientos de poder. Los zamuros que no tardaron en ocupar el castillo de su padre en su ausencia. Aurora miro a Antonio, acercándose hasta ella sosteniendo su rostro obligándola a mirarlo, con esa sonrisa asquerosa, sus dientes amarillos y torcidos.

—¡Hemos traído a la princesa, de regreso a su hogar! —Exclamo ante la corte que no dejo de mirar a la niña de rodillas en el suelo—. Mis hombres, después de una larga investigación, descubrieron que la princesa a sido hechizada ¡De nuevo, por Maléfica!

Los preciosos ojos de Aurora se abrieron más de lo normal, negó con vehemencia mirando a su alrededor los murmullos de los presentes, aquellos que comenzaban a creer las palabras de Antonio.

—¡La hechizo! ¡Con su magia oscura, se llevó a la princesa a ese paraje infernal! ¡Y solo Dios sabe que a sufrido en ese lugar!

Al mirar a su izquierda se encontraba un representante de la santa iglesia. Sosteniendo un rosario de madera, abrazando contra el pecho un libro de cuero negro. Aparto su mirada con desprecio de la niña, prestando atención a las palabras del Lord.

—¿Qué clase de hechizo tiene? —Pregunto un hombre detrás de Aurora.

—¡Maléfica vendrá por nosotros cuando sepa que no esta la princesa! —Resoplo otro preocupado por las acciones del hada.

—¡SILENCIO! —Callo Antonio a todos con su fuerte voz—. Esta vez, ayudaremos a la princesa. No seremos como su padre, que la envió a morir en un sucio bosque. Sin la princesa, Maléfica no podrá ejecutar su plan ¡Usar a la princesa y dirigir sus tropas oscuras hasta acá! Acabar reino por reino ¡No lo voy a permitir!

La princesa sacudió su cabeza hasta lograr soltar la mordaza en su boca:

—¡ES MENTIRA! ¡Maléfica no me ha hechizado! ¡Mientes!

—¡Silencio!

Con su mano fuerte y firme, Antonio golpeo la mejilla de Aurora tumbándola en el suelo. La sorpresa del golpe, la dejo sin aliento tendida en el piso de piedra sin que nadie hiciera nada por ella.

—Ella esta muy confundida. Es por eso que he pedido ayuda a la santa iglesia para liberar a la princesa de esta clase de hechicería. Y así, liberarla y hacerla mi esposa. Es por eso que el padre me ayudara, pero ahora...—Se movió alrededor de los demás—. ¿Ustedes mi ayudaran una vez suba al trono? ¿Quiénes me serán leales? ¿Y quienes serán los cobardes que huyan cuando venga la siguiente guerra?

Antonio, no era un hombre fuerte, tampoco valiente. Sin embargo, comparado con todos los que se encontraban a su alrededor, era más ambicioso que el resto. Y contra aquello, no había quien le ganara. La ambición, le haría cometer cualquier cosa contra aquel que se interpusiera en su camino. Por ello, el resto se mostro de acuerdo con su palabra bajando la cabeza.

Maléfica : Robaste lo que quedaba de mi Corazón [EN CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora