Capitulo 15

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Se acuerda perfectamente de ellas. Empezaban como algo tan simple como comer espaguetis, hacer un pastel o incluso lavando los platos. Uno de ellos cogía algo y se lo tiraba al otro, y este respondía. En menos de un minuto cualquier superficie lavable esta sucia y para lavar. Volviendo al presente, ella le contesta:

-          Sí, pero no quiero hacerlas de nuevo, Christian. Somos genta adulta y madura, ¿no?

-          Claro, Natalie. Gente adulta y madura a la que le gusta divertirse, ¿cierto? – Pregunta él.

Cuando ella va a responder, una bomba de harina cae sobre su pelo y cara, provocando un grito de furia:

-          ¡No has hecho esto!

-          Sí que lo he hecho y encantado. – Responde Christian juguetón.

Lo siguiente que sabe el chico es que un huevo estalla en su camisa, dejándola completamente para lavar. Harina, azúcar, huevo y leche. Una guerra de comida en toda regla. Cansado de lanzar cosas, se miran entre si y rompe a carcajadas. ¡Qué recuerdos! Como cuando eran niños. Christian que mira a Natalie a la cara, ve azúcar en las comisuras de su boca y en el labio inferior suyo. Decidido, le dice:

-          Nat, tienes algo en el labio.

-          Será azúcar, Christian. Del que me has echado por encima. – Le contesta.

-          Déjame que lo limpie. – Le dice él, antes de que ella utilice el bajo de su camiseta para hacerlo.

Se acerca a Natalie, la cual se lo mira confusa y con mucha preocupación. Están a pocos centímetros y Christian une sus labios con los de ella. Un beso dulce, por el azúcar mayoritariamente, tierno y un poco juguetón. Christian la levanta, cogiéndola de la cintura y la coloca en la encimera de la cocina, para seguir el beso. Christian tiene sus manos su cintura, jugueteando con ella, haciendo que la piel de Natalie se erice y sonría. Ella, por su parte, masajea el cabello moreno de él, mientras que sus piernas las tiene enroscadas en la cintura de él. Esta por subirle la camisa manchada cuando escuchan la puerta abrirse. Natalie salta de la encimera y Christian se coloca bien su camisa. Sonríen y se giran para seguir con el pastel. Entran la madre de Natalie y Valerie, y la primera de ella grita:

-          ¡¿Pero qué ha pasado aquí?!

-          Nada, mamá. Bueno, lo que ha pasado es que se nos ha caído un poco de harina en el suelo. – Contesta muy inocentemente Natalie.

-          Harina, azúcar, huevo y, hasta leche. – Se ríe Val, que se imagina lo que ha pasado.

-          Más os vale que recojáis este desastre, pareja. – Sentencia la madre.

Los dos asienten, mientras empiezan a limpiar. Se miran una última vez, rojos y a la vez, felices de saber lo que sienten el uno por el otro.

Todo lo malo vuelveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora