Capitulo 16

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William ha regresado a Doncaster. Echaba de menos su ciudad, aunque le cueste admitirlo. Por una parte, se siente culpable, pero por la otra es más feliz. Primero de todo, quiere disculpase con Natalie por ser cruel y despiadado con ella. En cuanto ha dejado la maleta en su habitación y hablado con su madre del mes de prácticas en Londres, se dirige a casa de Natalie. Toca el timbre pero nadie le abre. Para casos así, tiene un truco. La puerta está mal colocada, así que haciendo un poco de presión en el pomo se abre, y deja a la vista el cuerpo de Natalie en el sofá. A medida que se acerca, observa que ella no está sola, sino que hay alguien más. Christian

Los dos están en el sofá, ella arriba de él. Acariciándole el cabello, mientras se besan apasionadamente, como si fueran dos adolescentes con las hormonas revueltas. Y no solo eso, sino que se da cuenta de que él no lleva camisa y ella apenas deja algo a la imaginación, con esa camiseta de tirantes rosa que Christian está a punto de sacar.

Sin que nadie lo escuche o vea, sale de la casa. Una vez fuera, respira aire fresco pero enseguida, una rabia interna le sale de dentro y quiere destrozar al chico que está a punto de tener a su chica. Ex novia, le recuerda su conciencia. Esto no puede quedar así. Él no va a dejar que eso pase a mayores e irrumpe en la casa de nuevo, abriendo la puerta de un solo golpe y provocando que Natalie grite e intente taparse con una camisa blanca que hay a su lado:

-          ¿Se puede saber que haces? – Le recrimina William.

-          ¿Acaso eres mi padre, William? No, pues cállate. No es de tu incumbencia con quién me bese o no. – Le grita Natalie roja de furia.

-          Eres mi novia. – Le dice él.

-          Mentira. Ex novia, como mucho. Te recuerdo que lo dejamos en cuanto decidiste no contarme las cosas. – Le contesta Natalie.

-          ¿Y por eso te has liado con él? ¿Tan necesitada estás? Zorra. No eres más que una maldita…

Pero no puede acabar, porque Christian le pega en la cara con el puño cerrado. Nadie, repite nadie insulta a su chica. Rojo de la rabia, le grita a William:

-          ¡REPÍTELO! Repítelo, si tienes cojones.  Nadie insulta a mi chica. ¿Te ha quedado claro? ¿O te lo repito?

Su chica. Esas dos palabras han hecho que el corazón de Natalie se ensanche un poco más. William no responde con palabras, sino que golpea a Christian en el pecho, que solo le provoca risa. Pero, Christian se confía y William aprovecha para golpearle en la mandíbula. Entre golpes, gritos y demás, Valerie entra en la casa. Ha estado escuchando todo y ha venido a poner orden:

-          ¿Qué está pasando aquí? – Pregunta Valerie, aún sabiendo la posible respuesta.

-          Este tío, que ha venido a insultar a Natalie y se piensa que puede decirle de todo y quedarse tan ancho. ¡Se equivoca! ¡No se lo permito! – Grito histérico Christian.

-          No eres nadie para decir… - Empieza a decir William.

-          Sí, es mi chico. – Sentencia Natalie. 

Todo lo malo vuelveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora