Capitulo 22

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Suena el timbre de su casa y ella, con una sonrisa forzada, abre la puerta. Ante ella, aparece William, vestido con una camisa de lino blanca y unos vaqueros. Guapo, pero no es Christian:

-          Hola, William. Pasa y siéntate si quieres. – Saluda Natalie.

-          Hola. ¿Hablaremos de lo que quieras hablar o no? – Pregunta directamente Will.

Ella hace una mueca con los labios y los dos se dirigen al sofá. No sabe por dónde empezar. ¿Qué le dice? ¿Cómo se lo dice? En estos momentos, desearía ser ella quien irrumpiese en su comedor, en lugar de Valerie:

-          William, te he citado aquí para contarte lo mal que me hiciste sentir cuando… - Pero él la interrumpe.

-          Natalie, con todos mis respetos, me importa una mierda. Me da igual, tú decidiste quedarte con él, así que atente a las consecuencias. – Dice, de lo más relajado, Will.

-          ¿No te importa? Bien. Tampoco quería que te importase, así solo demuestras que no tienes corazón ni sentimientos. El Will que yo conocía antes me hubiera escuchado y habría buscado una solución. – Recrimina Nat.

-          Pero, ¿qué no lo entiendes? Ya no soy ese Will que tú conociste, he cambiado. Porque me hiciste ver que si entrego mi corazón, alguna zorra como tú me lo acabaría destrozando y por eso, he decidido ser yo quién destroce las cosas. No quiero saber nada, ni de ti ni de Valerie ni… - Pero en ese momento, Valerie hace su aparición estelar por la puerta principal

-          ¡WILLIAM TAYLOR THOMPSON, CÁLLATE Y ESCUCHA! Tenemos que hablar porque, primero: no eres nadie para tratar así a Nattie. Segundo: si, lo he escuchado todo. Tercero: No sé como ella pudo estar enamorada de ti, eres de lo peor. Y por último: Vengo a invitaros a cenar a los dos a mi casa.

¡¿QÚE?! Eso no entraba en los planes de Natalie. Valerie se ha vuelto completamente loca. Qué es eso de una cena en su casa. ¿Es es su plan? Una cena incomoda en su casa. Tanto William como Natalie no saben que decir o hacer. Su amiga se ha vuelto majareta, es definitivo. Así, que como dos tontos a los que han hipnotizado, asienten mientras que Val sonríe satisfecha. 

Todo lo malo vuelveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora