ERROR | KV

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Bien, esto no estaba saliendo como esperaba.

Por más que peleó contra el alfa de preciosos ojos azules, este se negó rotundamente a dormir en el sillón y cederle la cama. Le lanzó almohadones, zapatos y cada cosa que tuvo al alcance, más Jungkook no cambió en ningún momento su decisión y terminaron acostados en la cama matrimonial, separados por una pared de almohadones echa por Taehyung.
Según el alfa tendrían que acostumbrarse y superarlo. Después de todo los divorcios no estaban permitidos en el pueblo, además de que si llegaban a separarse provocarían un gran impacto en ambas manadas y era más que claro, que ninguno quería dañar a sus familias de esa forma.

El rubio omega abraza el único peluche que ha logrado traer, siendo este un lindo elefante que Jimin le había regalado hace un par de años. Odia dormir solo, así que abrazar algo lo calma bastante y le ayuda a conciliar el sueño, más gracias a la ducha que se ha dado Jungkook su aroma está por toda la habitación y eso lo tiene inquieto. Su omega se está retorciendo en su interior, por querer hundir su nariz en el cuello del alfa, pero eso sería algo imperdonable para él. Odiaba que parte de él aceptara al alfa de Jungkook como si nada.
Sintiéndose traicionando por sí mismo.

Se da vueltas en la cama, escuchando la suave respirando del alfa que duerme a su lado y termina por sentarse en ella para verle disimuladamente. El muy maldito se ha acatado con el torso desnudo, dejando a la vista su escultural y fornido abdomen, que no alcanza a ser cubierto por las sabanas. Taehyung se queda embobado un par de minutos pensando en cómo sería delinear aquellos músculos con sus dedos, descartando la idea cuando se da cuenta de ello. Se levanta intentando no chillar y despertarlo, para dirigirse al baño y tomar una ducha pese a que son pasada las dos de la madrugada. Una ducha le vendría bien y quizás así se relajaría para finalmente dormir.

Da un último vistazo a su espalda para verificar que Jungkook duerme profundamente y sale de la habitación.

Menos mal había dejado ya todos sus utensilios de limpieza en el baño, porque sino hubiera tenido que meter bastante ruido para sacar sus cosas de la maleta y lo que menos quería ahora era despertar de malhumor al alfa.
Se saca la parte de arriba de su ligero pijama, viendo su cuerpo en el gran espejo que cubre casi toda una pared. Los detalles son de color café y blanco, teniendo lindos muebles pegados frente a él y a su espalda. Ladea su rostro observando su blandito estómago, pinchando con su dedo la piel de este. Se siente horrible a comparación del cuerpo de que tiene Jungkook. Se siente avergonzado de sí mismo.

Existían pocos omegas que se preocupaban de mantener un buen físico, siendo estos como el uno por cierto de la población del pueblo en el que vivían. Todos los demás se dedicaban a aprender sobre sus labores domésticas y uno que otro trabajo según su rango. Taehyung pese a parecer un idiota sin cerebro, le gustaba estudiar. Así que desde muy pequeño comenzó aprender sobre las propiedades medicinales de las plantas, para intentar ayudar al curandero del lugar, Seokjin. El mayor le había ensañado mucho durante los cinco años que llevaba visitando su consultorio, logrando volverse su ayudante y comenzar a recibir una paga cuando terminó la escuela. Le gustaba ayudar a las personas y ver sus caras de felicidad al ser tratados amablemente. Realmente lo amaba.
Y ahora que se había casado, no podía volver a trabajar hasta un par de meses más, todo debido a las malditas tradiciones.
Debían estar al menos seis meses conociéndose con Jungkook, para que pudieran finalmente enlazarse y volverse uno solo. Si eso no ocurría el tiempo comenzaría ha extenderse, hasta que sucediera.
Los matrimonios arreglados aún continuaban sucediendo pese a que el mundo ya estuviera muy avanzado. Pero costumbres son costumbres y se debían cumplir.

El omega suspira cuando el agua caliente cae sobre su cuerpo, notando como rápidamente el neutralizador que se ha puesto es eliminado. Su esencia lo envuelve por completo, recordándole los aromas cítricos de su hogar e inevitable extraña a sus revoltosos hermanitos.
Refriega su cuerpo con la rosada esponja que ha traído, aplicando bastante jabón sobre su suave piel. Procura limpiar cada rincón hasta que se siente completamente limpio y pasa a su cabello. Refriega el shampoo contra su cráneo, moviendo sus dedos en círculos para poder alcanzar una mayor superficie. Repite el mismo proceso con el acondicionador y sale de la ducha en medio de una nube de vapor.

Se siente mucho mejor, cuando un bostezo lo ataca. Finalmente el sueño llegaba a su cuerpo.

Seca su cuerpo con toalla que está colgada ahí, arrugando al instante su nariz cuando capta otro aroma. Jungkook se había secado con ella.
Gruñe al ver que no hay nada más con que pueda secar su cuerpo y no le queda más que utilizarla si no quiere salir desnudo a buscar una suya. Termina de colarse nuevamente el pijama y mientras seca su cabello húmedo sale del baño, apagando la luz quedando a oscuras.

— ¡Mierda!

Da un pequeño salto cuando ve una silueta frente a él, llevándose una mano al corazón por el repentino susto. Esta a punto de insultar a Jungkook, cuando su gran cuerpo se termina pegando a él acorralándolo contra la pared a su espalda. La respiración se le agita y tiembla cuando el alfa gruñe por lo bajo. Quiere alejar al chico de él, más cuando siente una nariz olfateando su cuello no puede hacer nada más.
La sensación es más extraña de lo que había pensado, pero es...agradable. Ladea su cuello a un lado con sumisión, cerrando sus ojos para respirar profundamente el aroma de Jungkook. Se está dejando ir por completo debido a sus instintos, cuando un pequeño dolor en su cuello lo hace reacción.

Empuja al alfa extrañamente callado y se toca en donde duele, sonrojándose de pies a cabeza cuando lo descubre.

¡Lo había mordido! ¡Estaba intentando marcarlo!

Taehyung quiere gritarle por su atrevimiento, pero el comportamiento del otro es lo que más le llama la atención. Se balancea suavemente de un lado a otro y como aún su vista no se acostumbran del todo a la oscuridad, tarda un poco en ver el rostro de Jungkook a un metro de él. Descubriendo que los ojos están cerrados y respira con tranquilidad.

Lo que le faltaba. Tenía un marido sonámbulo.

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