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El camino de vuelta a la que es su casa, se siente extraño. No han intercambiado palabra alguna luego de haber escuchado las opciones de sus padres. La verdad no esperan hacer nada de lo que les han dicho.

Ahora que había un papel que confirmaba que su unión no eran compatibles para las manadas, significaba que su matrimonio fácilmente podía romperse. Esa era una de las reglas del pueblo. Sí había algún error en tus exámenes con tu pareja, cualquier tipo de unión quedaba anulada automáticamente y podrías buscar otra pareja más afín. Sin embargo, en la mayoría de los casos en los que sucedía esto aún no se había enlazado. En cambio Taehyung y Jungkook si lo estaban.

Aquella pequeña mordida inocente en el cuello del omega, ya había casi desaparecido pero aún tenía cierto efecto en ellos. El lazo entre sus corazones y partes más primitivas, se sentían a gusto con la compañía del otro pese al principio que tuvieron.

Al llegar a casa Jungkook baja de la camioneta y aunque desea poder calmar la angustia en el corazón de Tae, entra a la casa sin mirar atrás. Se siente demasiado abrumado como para poder tratar con delicadeza al rubio que aún llora en silencio.

Taehyung se baja luego de unos minutos del vehículo, limpiando sus lágrimas con frustración. Su ceño se encuentra fruncido y las ganas de matar a quien sea que haga los análisis, son inmensas.

A comparación del alfa, no entra en la casa y se va al patio trasero. Rodea su cálido hogar, sintiendo la presión en su pecho y un gran dolor de cabeza. Se siente como si jamás hubiera vivido realmente todos esos momentos con Jungkook. Como si se hubiera tratado de un simple sueño y hubiera despertado de golpe.

Se sentía devastado.

Llega a los sillones rústicos y se sienta en uno de ellos, mirando el pequeño lago que hay a unos metros de distancia en medio de la arboleda que se extiende tras su casa.

Lleva sus manos a su rostro y tapa por completo su decaído semblante, como si así pudiera ocultar lo innegable.

¿De verdad no eran compatibles?

Era sumamente extraño que entonces hayan comenzado a llevarse tan bien luego de un tiempo. Las parejas que normalmente obtenían ese tipo de resultado, realmente no podía ni verse o oler sus aromas. El desagrado es demasiado para ellos. Y sin embargo, el aroma de Jungkook es el mejor que existe para Tae y viceversa.

Silenciosamente se han ido amando más conforme pasan los días. Paso a paso. Beso a beso.

Los labios de Taehyung saben a gloria para el alfa. Los besos de Jungkook saben a ternura para el omega.

Las lágrimas vuelven a bajar por las mejillas del rubio sin poder evitarlo. Ya no acalla sus desgarradores sollozos. Tampoco se esfuerza por ocultar su tristeza. En un llanto desolador llama inconscientemente al alfa que se encuentra dentro de su hogar sufriendo también. A medida que el llanto se vuelve más potente y comienza a hipar en medio de espasmos, el más que conocido aroma a clavos de olor entra por sus fosas nasales, envolviendo su alma.

Sus manos son apartadas de su rostro y observa bajo un manto de lágrimas el rostro serio de Jungkook. El alfa lo toma de las muñecas con cuidado y tira de él para que se levante del sillón y se apegue a su cuerpo. Jungkook lo abraza con fuerza, comenzando a acariciar la espalda delgada del mayor que no logra calmarse pese a que se encuentra a su lado.

— Todo estará bien...- Susurra el pelinegro no sabiendo si lo dice para tranquilizar a Taehyung o a sí mismo.

— Kookie...y-yo...no quiero...- Solloza lamentosamente el rubio mirando fijamente al otro, siendo acallado por unos temblorosos labios.

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