『 CAPÍTULO 11 - NO SE SI TE AMO』

2.7K 423 135
                                    


NARRA JOEL PIMENTEL

Me aparqué bajo un árbol, Erick se había quedado dormido en el trayecto, decidí no despertarlo y aprovechar para arreglar las cosas que había traído.

Después de un rato de haber terminado, me puse mi short y me senté a metros de la orilla del agua, a contemplar el panorama.

- Es hermoso. – dijo alguien detrás de mí.

- Ya despertaste, bello durmiente. – contesté poniéndome de pie.

- ¿Por qué estamos aquí? – preguntó.

- Venía aquí con mis padres, con mi familia, es un ambiente al que puedo llamar mi segundo hogar, veníamos cada fin de semana a desconectarnos del mundo, cero celulares, cero internet, cero televisión, cero trabajo, cero escuela, solo mi familia y yo.

- ¿Debo sentirme afortunado porque me hayas traído aquí? – preguntó sentándose frente al canasto de la comida.

- Deberías sentirte afortunado. – reí estirando mi mano en su dirección, me miró confundido y arqueó su ceja derecha.

- No entiendo. – rio sonrojado.

- Cero celulares, Erick. – fingí estar serio.

- ¿Y si mi madre me llama?

- No te llamará, se supone que estás en clase.

- Está bien, pero si mi madre llama y no contesto, será culpa tuya el regaño que me espere en casa. – dijo mientras de su bolsillo sacaba su celular.

- Tranquilo. – reí. – vamos, come.

Erick abrió la canasta y sacó los emparedados, comenzamos a comerlos, platicamos de cosas sin sentido mientras el menor me lanzaba pedacitos de su jitomate, pues decía que no le gustaba, yo solo trataba de esquivarlos, era igual que un niño pequeño.

Después de unos minutos de estar recostados sobre el césped mirando al cielo, Erick se levantó y miró el lago para después mirarme a mí.

- ¿El último en llegar al agua es una gallina? – preguntó quitándose la playera.

- No me gusta jugar eso. – dije frunciendo el ceño.

Entonces salí corriendo al lago.

- ¿Qué esperas tortuga? – reí mientras corría.

- No es justo, Pimentel. – gritó corriendo detrás de mí.

Yo iba desvistiéndome en el camino hasta quedar en ropa interior y me lancé al lago. Nadé la superficie sacando mi cabeza y sacudiéndola para secar un poco mi cabello.

- ¿Qué pasó, gallina? – reí viendo como Erick se lanzaba al agua.

- No es justo. – dijo sacando su cabeza al aire. – dijiste que te disgustaban esos juegos.

- No debiste distraerte, pequeño. – reí nadando en su dirección.

- Ahora sé que no juegas limpio, Pimentel.

- Lo siento, para lo próxima vez no te dejaré comiendo el polvo. – dije quedando frente a él.

Detuve por un momento todo, incluso sentí como mi corazón dejó de latir al ver sus ojos esmeraldas, eran como dos piedras preciosas. Levanté mi mano y acaricié su mejilla sintiendo la suavidad de su piel, con mi otra mano recogí aquellos cabellos húmedos que caían en su frente, cerró sus ojos en cuanto acaricié más la mejilla, sentí como su cuerpo se estremeció y soltó un breve suspiro.

Jueves ● Joerick ●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora