Prólogo

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Tal vez Dylan no tuvo la mejor infancia de la vida. Pasaba de brazos en brazos, de orfanato en orfanato. Rebeldía y sin control alguno de su ira era como lo describían.
Al cabo de unos años, cuando tenía dieciocho, fue a terapia. Fue como quitar una montaña que pesaba toneladas de su espalda.
Comenzó a juntarse con gente de bien, gente que lo apreciaba por su verdadero él; no por el castaño frío, intimidante, impulsivo. No. Apreciado por ser un hombre de corazón, adorable, que todavía cultivaba cierta inocencia de aquel niño que no conocía la palabra "Amor".
Esa gente, fue su última y permanente familia. Gente con cierto poder monetario.

Su hermanastro adoraba al castaño: Siempre trataba de incluirlo en su grupo social de amigos, lo llevaba a que conociera los deportes que él practicaba (baloncesto, béisbol, fútbol eran unos de los cuántos que practicaba).

—¿Quieres saber cuál deporte practicaba mientras era más joven? —Preguntó Dylan, frío y sin piedad, cruzado de brazos.

Observaba al asiático, recargado en una portería de fútbol.

—¿Cuál? —Preguntó Ki (su hermanastro) con inocencia y curiosidad. Se sentía feliz que su hermano (Sí, él lo consideraba como un hermano. Jamás lo despreció) le compartiera un poco de su vida; pues nunca quería hablar de su pasado. Es más: nunca quería hablar.

—Se le llama "defenderse". Tenías que golpear a los hombres que se interponían en tu camino. Aveces perdías y quedabas desangrándote en la calle, solo. ¿Te gustaría jugarlo algún día? —Espetó, cínico. Se fue al cabo de unos segundos, golpeando el hombro del asiático.

Fue difícil arraigarlo a su nueva familia. Se la pasaba siempre a la defensiva, siempre cuidando su espalda.

Pasaron los años, y todo mejoró. Ki y Dylan se llevaban demasiado bien. Dylan era cada vez más social. Tenía ciertos problemas aveces; sin embargo, Ki, nunca lo dejó solo. Siempre estuvo ahí para él.
Terminó convenciéndolo de que estudiara una carrera universitaria. Dylan no se podía decidir entre tantas que existían. Optó por estudiar criminología: ciencia que estudia al criminal y a la relación que tiene con el crimen y sus víctimas.
Le había parecido bastante interesante pues, lo que le habían contado sus primeras dos familias era que, su padre, había sido asesinado mucho antes de que él naciera, dejando sin dinero a su madre (pues estaba embarazada y no le ofrecían trabajo) y hacerla llegar a la conclusión que debía de dar en adopción a su bebé. Y así, dicho y hecho, lo dio en adopción.
No duró mucho tiempo con esa familia, pues era demasiado extrovertido el castaño. Fue dado a un orfanato; condenándolo a una vida de sufrimiento.

—Quiero estudiar eso —Apuntó con su dedo índice el papel que decía "criminología".

—¿Seguro, hijo? —Preguntó su madrastra, quien adoraba con locura a Dylan.

—Sí, muy seguro.

Sus padres, quienes no lo dudaron ni por un segundo, aceptaron. Ni siquiera le pusieron atención a lo que costaba la carrera, pues tenían dinero a montones.

Años después, se volvería en el mejor de su clase. Reconocimientos fue lo que logró con tanto esfuerzo, sudor y lágrimas.
Después de esa increíble experiencia y de poder conectar con tantas personas, cosa que no había echo nunca en su vida, se le ofreció un trabajo en la universidad de Washington. Sus padres adoptivos y su hermano adoptivo, estaban más que orgullosos de lo que había logrado por su propia cuenta su querido chico.

—¡Muy bien, Dyl! ¡Así se hace! —Aplaudía su madre, orgullosa de ver la carta de aceptación al nuevo trabajo de su niño.

—Estoy muy orgulloso de ti, hijo. —Su padre le propinó unas palmadas en la espalda.

Lurk » Dylmas. [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora