Capítulo #1; Soltera y con gatos.
Primer día de clases.
Usar uniforme.
Levantarme temprano.
Ugh.
¿Por qué tengo que ir en la mañana a la escuela? ¿Por qué no mejor me mandan un inbox por Facebook? ¿Por qué tengo que usar uniforme? ¿Por qué no me dejan ir en boxers? Son cómodos, simples y cubren lo necesario, ¿Qué más quieren?
Pero como nada de lo anterior fue aceptado en la escuela cuando lo mencioné, ahí estaba yo. A las 6 de la mañana. Dándome una ducha con agua fría, para calmar a la bestia bajo mi cintura.
Abrí la puerta corrediza hacía la izquierda y con la toalla que cuelga de un tubo a mi derecha me sequé el cabello intentando quitar el exceso de agua y luego la enredo en mi cintura. Me coloqué el estúpido uniforme y me calce mis habituales tenis. Me sequé el cabello con el aire caliente que sale de mi secador y luego lo revolví frenéticamente para que me de un look rebelde.
–Te vez bien –dijo mi subconsciente frente el espejo.
–Tú también –respondí en voz alta.
–Gracias –respondió mentalmente. Le sonreí y luego guiñé un ojo para después abandonar mi habitación.
Bajé las escaleras y saludé a mi mamá; que está frente a la estufa haciendo –probablemente– un delicioso desayuno. Después de una buena ración de huevos con tocino, me lavé los dientes, tomé mi mochila y salí rumbo a la escuela.
Dios bendiga a mi preciosa moto clara –como suelo llamarla–. Si no fuera por ella, caminaría muchas manzanas para llegar a la escuela o, en todo caso, tendría que usar el transporte público.
Estacioné en un espacio libre y, como si fuera una película de Brad Pitt, me quité el casco lentamente y luego sacudí la cabeza para que mi cabello se mueva y se acomode. Escuché varios suspiros y murmullos al momento y me sentí satisfecho.
Caminé hasta la entrada de la escuela, abrí la puerta y como por arte de magia, las miradas se posaron en mí. Chicas suspiran, saludan, sonríen y se acomodan sus uniformes de manera provocativa al verme pasar; mientras varios chicos me saludan y otros me miran con completo odio. Supongo que por tirarme a sus novias.
No es mi culpa que ellas cedieran ante mis encantos naturales, ¿O si?
Fui directo hasta mi casillero y dejé el casco dentro. Revisé mi horario y puse cara de asco al momento.
Química.
¿Por qué de todas las clases, tenía que tocarme Química en la primera hora? Odio a esa maestra. Todos la odian.
–¡NATE!–. Pegué un brinco.
Ese hombre me iba a provocar un infarto uno de estos días.
Luke, mi mejor amigo, venía caminando con una sonrisa en el rostro y con su mirada posada en mí. Varias chicas giraron sus ojos hasta él mientras caminaba en mi dirección. Y, ¿Cómo no?
Con el miedo de verme muy homosexual con lo que diré; mi mejor amigo era guapo. Muy guapo. Rubio, ojos azules, tez blanca, cuerpo bien formado (de algo debían servir tantas horas en el gimnasio), rulos y era muy divertido. Pero aparentemente mi cabello castaño, mis ojos verdes, mi cuerpo y mi personalidad seductora me hacia más popular y llamativo que él.
–Hola rulitos –saludé.
–No me digas rulitos, tú tienes el cabello color mierda y no te lo restriego en la cara–. Nos saludamos como lo hacen los hombres y luego nos separamos.
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Fácil.
Roman pour AdolescentsUn nuevo año y él sigue siendo el mismo chico popular y mujeriego que se acuesta con todo lo que se le pone en frente -mientras sean mujeres, claro-. Una chica por semana y las que pueda en el fin de semana, es su rutina. Una chica nueva llega, él n...