Capítulo #2;Yo voy arriba.
Nuestros labios se movían acompasados. Mis manos bajaron hasta su cintura y sus brazos se enredaron en mi cuello acariciando el cabello tras mi nuca. Gracias a dios, el pasillo se encontraba solo porque todos se encontraban en la cafetería para el almuerzo.
Mis manos subían y bajaban por su cintura hasta su espalda y de regreso. Una erección se formo en mis pantalones y la froté contra su sexo para que supiera lo que había provocado en mí. Gimió en mi boca.
Abrió más los labios para darle paso a mi curiosa lengua y no dude ni un segundo en penetrarla con mi mojado miembro bucal (lengua). Empezamos una guerra de lenguas en donde ninguno se daba por vencido.
La jale de la cintura y la hice caminar hasta un pequeño cuarto de conserje a unos casilleros de ahí. Abrí la puerta, entramos y cerré la puerta a mis espaldas; todo esto sin romper el beso.
El cuarto estaba algo oscuro, pero no lo suficiente como para no poder distinguirnos. Baje mis manos de su cintura hasta su trasero. Uy, este si que es un gran trasero. Lo apreté con fuerza y la pegué aun más a mí.
Nos besábamos con mucha prisa, lujuria y salvajismo. Estábamos tan pegados, que quien nos viera de lejos diría que somos una sola persona.
Ella tenía sus manos en mi cuello y acariciaba los cabellos de mi nuca; lo cual me excitaba aún más. Sus manos bajaron por mi cuello y siguieron con mis hombros, pasaron por mi pecho y llegaron a mi abdomen. Acarició los pequeños bultos que se formaban en mi estomago (resultados de hacer ejercicio unas cuantas veces a la semana), y empezó a bajar más.
Estaba por llegar a mi –ya dolorosa–, entrepierna y de un momento a otro la campana sonó, haciendo que ella se separara y además de romper el beso, no llego ni a rozar mi miembro.
¡Pero que injusticia!
¡Maldigo a aquel que tocó esa estúpida campana!
¡Espero que cuando este en pleno faje alguien lo interrumpa!
¡Por gilipollas!
Yo solo quería un poco de sexo, ¿Es mucho pedir?
–Lo siento, pero tengo clase de historia –dijo Megan.
Acomodo bien su ropa y se pasó las manos por el cabello para intentar acomodarlo. Yo por mi parte: acomode mi camisa y mi cabello, para luego bajar la mirada hasta el bulto que sobresaltaba de mis pantalones y lo mire mal. Relájate, ya será luego le dije mentalmente, pero el muy descarado ni se inmuto.
–No es justo –murmuré. Ella soltó una risita.
–¿Tienes coche? –pregunta.
–No, mi fidelidad esta con Clara.
–¿Clara?
–El amor de mi vida –respondí. Me miró medio confundida pero no le di más explicaciones y ella ya no preguntó.
Abrí la puerta y saque un poco la cabeza para verificar que no haya nadie en el pasillo. Cuando lo compruebo salgo y Megan sale tras de mí cerrado la puerta sin hacer mucho ruido.
–Ni creas que te salvaste de mí, eh–. La giré hacia mí y la tomó de la cintura. Tengo una pequeña sonrisa en los labios y la mirada en los suyos.
–Bueno, tampoco es como que quiera salvarme de ti–. Definitivamente me gusta la actitud de esta chica.
Le doy un último beso y ella emprende su camino hasta la clase de historia.
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Fácil.
Ficção AdolescenteUn nuevo año y él sigue siendo el mismo chico popular y mujeriego que se acuesta con todo lo que se le pone en frente -mientras sean mujeres, claro-. Una chica por semana y las que pueda en el fin de semana, es su rutina. Una chica nueva llega, él n...