IV

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*al día siguiente*

-¡¡PHILLIPS!!- me gritó papá.

-¿Si?- le pregunté nervioso.

Al entrar a la sala, estaba la vecina de a lado. Me sonreía sarcasticamente, me caía mal porque siempre decía mentiras y creaba chismes que ni al caso.

-Hijo- me tocó del hombro- la señora Petra me ha dicho que hace días te vió con un muchacho.

-Sí- le dije- pero es normal, ¿no?

-Sí hijo, pero, ¡¿CARIÑOSAMENTE?!

-Yo no estaba con mi amigo cariñosamente- me dirigí a la señora intentando mostrarme tranquilo- ¿tiene alguna foto o una prueba?

-No hijo- agachó la cabeza la maldita vieja.

-Por favor, me llena la cabeza de mierda cada vez que usted, las malditas viejas chismosas hagan chismes que ni siquiera son ciertos.

-Phillips, no le estés hablando así- me miró papá.

-¿Qué quieres que le diga? es la verdad- rezongué- es más, mañana mismo traeré a mi novia para que vea la vieja chismosa que soy "normal" como ustedes los ignorantes dicen.

La señora, rápidamente se fue como si la hubiera corrido, sabía que lo que había dicho era cierto, ni siquiera lo había visto.

*flashback*

-Sólo abrázame, ¿vale? necesito tanto de alguien- comencé a llorar en su hombro.

-Tranquilo Phillips, sabes que estoy para ti- me besó la mejilla.

-Ángel, te quiero.

-Phillips, yo también te quiero.

Nos acostamos en el pasto, era de noche, no había nadie en el parque así que podíamos disfrutar a gusto.
Nadie sabía que tenía una relación amorosa con Ángel; lo había conocido hace tres meses en una red social, por pura casualidad vivía en la misma ciudad que yo así que nos conocimos y finalmente nos enamoramos.

-Te tengo que contar algo- le dije serio mientras seguía abrazándolo.

-¿Si?- me preguntó igual de serio que yo.

Le empecé a contar todo lo que había sucedido con mi papá y también lo que había pasado con Carla.

-Estás bromeando, ¿cierto?- sonrió con la voz entrecortada.

-Ángel, sabes que nadie me acepta así como soy, nadie me quiere así. TENGO QUE FINGIR PARA ESTAR BIEN- hablé.

-Yo no me lo merezco, ¿sabes?

-Nadie se lo merece, pero, tengo que sacrificarme para poder seguir a tu lado, es difícil.

Se paró del pasto.

-Mejor mañana seguimos hablando- y me dejó solo.

Cómo aprender a no amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora