-MICHELLE, MICHELLE- escuché como gritaba mi nombre Catherine al verme correr a la entrada.
Obviamente no le hice caso y empecé a seguir el camino a casa.
-No puedo creer que me haya hecho ésto- sonreí llorando- PENSÉ QUE ME AMABAS, DEJE TODO POR TI, CARAJO. ¿Y CON ESO ME PAGAS?- comencé a gritar como loca, sola por la calle.
Empecé a correr, no sé a donde. Lo tonto es que pensaba que huía de Catherine como si me fuera persiguiendo.
Quise llamar a Janis pero estaba temblando, nos nervios me engañaban y no podía marcar correctamente. Me había perdido; no sabía donde estaba. Lo único que veía era un parque solitario, unas cuantas casas que no reconocía y para mi suerte ninguna tienda.
Me senté en una de las bancas del parque para poder mejorar mi mente y saber que era lo qué iba a hacer; después de minutos ya me había calmado y decidí llamar a Janis, ¡pero sorpresa! creo que en el camino perdí mi teléfono. Entré en desesperación y comencé a llorar, sí, de nuevo.
Ya comenzaba a hacer frío y yo estupidamente traía un vestido, solo para gustarle a Catherine. ¡¿ME PREGUNTO POR QUÉ FUÍ TAN INGENUA?!Minutos tardaba en analizar las calles, las casas, todo lo que había en mi alrededor pero era imposible, no lograba ubicarme.
Creo que ya era muy tarde y el sueño ya se había apoderado de mi, no me había quedado más remedio que dormir en una banca del frío parque.*día siguiente*
-Oye- sentí como alguien me despertaba. Abrí los ojos y vi a un chico apuesto.
Me levanté como pude, aún seguía desorientada.-¿Estás perdida?- me preguntó el chico preocupado. Asentí lentamente, al preguntarme eso el miedo había regresado a mi- si quieres, vamos a mi casa y de ahí te comunicas con tus familiares- sonrió. El chico se veía muy buena persona, una persona el cual podías confíar en él. Así que acepté y me fuí con él a su casa.
No estaba muy lejos por suerte, seguramente no hubiera resistido caminar un poco más.-Pasa, tranquila- sonrió.
Al parecer no estaba sus padres o seguramente vivía solo, en la entrada había un espejo y me vi, estaba hecha mierda. Con pena me senté en el sofá lentamente.
-Quieres- me miró a los ojos- ¿algo de tomar?
-Agua, estaría bien- le sonreí.
Pasó a su cocina y vi discretamente su sala, estaba realmente bonita. Tenía buenos gustos, no encontré nada raro, creo que todo estaba en ordén.
-Toma- me dijo y me dio el vaso con agua.
-Gracias- volví a sonreír. En eso, escuché un ruido muy fuerte que provenía seguramente de abajo, de su sótano. Lo miré como si le preguntara que fué eso. Él sólo sonrió nervioso y trato de hacerme conversación.
-Y dime, ¿cuál es tu nombre?
-Me llamo Michelle- sonreí una vez más- ¿y el tuyo?
-Joffrey, mucho gusto.
Chaa, chaa, chaaan:v
¿Qué le pasará a la Michelina con el tal Joffrey? Nadie lo sabe c: