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FlashBack.

No soportó más, se inclinó hacia él juntando sus labios en una suave y torpe caricia. TaeMin suspiro, idiotizado, pero logró cerrar los ojos luego de microsegundos dejándose llevar por el placer momento, y sintió que algo estallaba en su pecho viajando a cada rincón de su ser, que un extraño hormigueo recorría toda su anatomía con esa simple acción. Los labios de MinHo tomaban los suyos, con delicadeza, como si fuese una pieza de la porcelana más fina y frágil de todo el universo, cuando se separó de él, el joven se sentía tan emocionado que tuvo que apoyarse en el pecho de él para no venirse abajo.

— Por supuesto que quiero casarme contigo... —susurró dejando caer la cabeza sobre el hombro de MinHo a medida que rodeaba con sus pequeños y finos brazos los fornidos hombros de contrario—. Eres el amor de mi vida.

—Eres el mejor regalo que me ha dado la vida, te amo, TaeMin. — Y fue así como en aquel acogedor jardín de rosas MinHo se atrevió a dar el siguiente paso con quién sentía que era el amor de su vida.

Fin FlashBack.

Cinco años habían pasado de aquel suceso donde esas dos almas decidieron unir sus vidas en sagrado matrimonio, desde entonces fueron la pareja más envidiada, y a la vez amada, de sus cercanos, ya que al estar tantos años juntos, las dificultades maritales y los problemas del diario vivir parecía no afectarles en nada, aunque solo había un problema, la familia del mayor, MinHo, hace un par de años le habían pedido agrandar la familia, y al ser un matrimonio gay las opciones se reducían a adopción o vientre de alquiler.

— Mi amor, por favor ya para... —Suplicó TaeMin dejando caer su cuerpo sobre la mullida cama.

— Sabes que es importante para mí, como también sé que deseas ser papá.— Intentó convencerle por enésima vez esa semana.

— ¿Lo es para ti, o para tú madre? .—Vocifero el castaño ya harto de aquella situación.

— Mi amor por favor... — Suplicó obteniendo nada más que silencio, uno que solo le transmitía resignación.

— Y... ¿Y si soy mal padre? .— La angustia podía palparse en el aire, ese era el motivo ante tanta negación.

— Serás el mejor padre del universo, es más, serás la mejor "madre" de la historia.— Recalcó aquella palabra impregnando una sonrisa en sus labios, a medida que se ubicaba a un costado de el menor, las palabras sobraban cuando sus ojos se encontraban.

Y como era de esperarse, dejaron florecer el amor que sentían el uno por el otro, uniendo sus cuerpos frente a la pequeña chimenea que yacía en su habitación como si fuese su primera vez, la nieve caía dejando estelas blanquecinas tras la ventana, como cada tarde de invierno.

El cuerpo de TaeMin se estremecía ante cada pequeño y sutil toque provocado por su pareja, algo que simplemente le encantaba a su esposo, esa reacción que tenían sus cuerpos ante lo más mínimo e imperceptible, poseían una conexión mágica. Suspiró contra sus labios al sentir la pequeña y cálida mano ajena delinear su abdomen con parsimonia, sus labios eran dulces, su textura suave y esponjosa, como si fuesen hechos de algodón de azúcar, uno que le incitaba a morder.

Las pequeñas chispas de fuego se alzaron como juegos artificiales cuando al fin sus cuerpos se unieron, las ropas estaban regadas por la habitación dando como resultado a dos personas que transmitían su amor entre caricias, besos y palabras de amor.

— Ahh~ MinHo, ahí, quiero más ahí... —Pidió entre suspiros y jadeos del placer el castaño, su cuerpo entero estaba cubierto por una fina capa de sudor, con su respiración profunda e irregular, y no era para menos si se encontraba siendo poseído de espaldas al suelo con su esposo creando un ligero pero marcado vaivén entre sus cuerpos, había encontrado aquel punto que era capaz de hacerle perder la razón, las uñas del menos tomaron diminutas porciones de la piel de su amante creando rojizos senderos producto del placer.

Two Mothers.   [2Min]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora