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POV MINHO.

Jamás el viaje a la mansión de mi familia se había hecho tan eterno, sentía mi corazón ametrallar mis costillas y el sudor perlar mi piel, nunca había sentido tanto miedo a perder lo que con tantos años me costó formar, mi familia, sabía que era un hijo de puta, y que de estar en el lugar de TaeMin hace años atrás habría impuesto aquel ultimátum, pero eso solo hablaba de la paciencia y amor que el menor le profesaba, y él como idiota hiriéndole como un puberto escondido bajo las faldas de su madre, pero ya no más, era consciente de todo lo que había sacrificado TaeMin por su matrimonio, había rechazado un importante puesto en una asociación de beneficencia en Londres por estar junto a él y no hacerle dejar su trabajo y familia, había preferido cambiar su oficio en las ciencias sociales para volver a la universidad y estudiar administración de empresas con el fin de ayudarle a mantener en la cima a las compañías bajo su mando, ¿Y él que hacía por él? Lo llenaba de inseguridades, frustraciones y dolor.

Durante el trayecto a la mansión Choi no podía dejar de pensar en cómo TaeMin insistió en trabajar para ayudarle a amoblar y decorar la casa, como sin importarle los ceros en su cuenta bancaria insistía con ilusión del querer pagar de su propio bolsillo las decoraciones que tendría su hogar, por lo que debió trabajar sin descanso en una pequeña cafetería por las noches y una biblioteca por las mañanas, amaba eso de su esposo, esa fuerza que aparecía cuando deseaba algo, como a pesar de tener ya casi 24 años cursaba su segunda carrera universitaria siendo el mejor de su clase, como a pesar de ello no descuidaba su casa, ni su matrimonio, TaeMin era su chico especial, su alma gemela y verdadero amor, y Sulli, Sulli solo fue el conducto que lo llevó hacia él, ahora lo comprendía, lástima que estaba siendo demasiado tarde.

FIN POV MINHO

A la llegada a la mansión, el moreno ni siquiera se tomó la molestia de aparca de forma correcta, ni mucho menos de sus ridículas prendas, las cuales no pasaron desapercibidas por la servidumbre que a esa horas abandonaba la mansión, al confirmar la llegada de las féminas a casa al observar el vehículo de su madre, se armó de valor entrando de lleno, siendo recibido por las miradas asombradas de las contrarias.

—Hijo, no esperaba que vinieras tan rápido a pedir perdón por tu comportamiento.—Comenzó a decir Ailee, llamando con la mirada a HyunA, su ama de llaves.— Ve de inmediato a buscar prendas legibles para mi hijo.

—De inmediato señora.—Pronunció la chica segundos antes de perderse en los interminables pasillos de la mansión.

—Iré a preparar unas bebidas, mientras tanto, ve a cambiar tus ropas hijo, pareces un duende.

Los enormes ojos del joven Choi parecían acuchillar a su madre y está lo noto, por ello prácticamente huyó a la cocina, en cambio Sulli no se animaba a hablar, conocía a la perfección al moreno, y sabía que en esos momento estaba cabreado. Sin embargo y contra toda predicción, MinHo camino tras HyunA, necesitaba cambiar sus ropas si quería ser tomado en serio por su madre.

—Creo que estamos llegando muy lejos...—Susurró inquieta la más joven tras la llegada de Ailee.—

—Aún no, no permitiré que ese matrimonio siga, y tú me vas a ayudar a ello.—Soltó con cólera la fémina, entregándole una taza de té.

— No quiero té.—Confesó frunciendo sus labios confundida, tomando con cuidado de no derramar el contenido de la taza.

—No sueltes la taza sino quieres morir, éste será nuestro gran golpe, y espero que sepas aprovecharlo, claro, si quieres que ese engendro crezca sin padre, o más bien, tenga un padre que no tiene de donde caerse muerto.

Two Mothers.   [2Min]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora