Two Mothers. [2Min]

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FlashBack.

10 años atrás.

La oscuridad comenzaba a disiparse en el horizonte, los opacos tonos azulados y rojizos inundaban el cielo alejando la luna para que un débil, escasos y tímidos rayos dorados del sol buscaran la forma de escapar de las tinieblas. Los sonidos matinales llenaban los alrededores, anunciaban que la noche estaba por terminar, pero eso no les importó a aquel par de jóvenes, que retando su suerte habían decidido pasar la noche haciendo el amor bajo la luz de la luna, donde las estrellas fueron testigos de cómo se iban desarmando, como se contaban sus miedos y duchas, y no, no señores, no hicieron el amor de la forma carnal, sino, qué, de una forma espiritual, se entregaron por completo al otro, hablando, y acariciaron sus manos entre tímidas sonrisas cómplices.

— Jamás creí encontrar el complemento perfecto que lograra hacerme sonreír al punto de hacer doler mis mejillas.— Confesó sincero MinHo, ladeando su cuello para poder apreciar el rostro de aquella mujer que a sus cortos 16 años se había convertido en la razón de su día a día.

— Somos dos, MinMin, jamás creí que sería tan feliz, nunca pensé que el amor que relataban en los cuentos de Adas fueran verdad, me haces muy feliz.—Respondió la fémina, imitando los movimientos de su novio, parecía que ni el frío, y la dura superficie en donde estaban recostados era suficiente para minimizar el gran amor que sentían el uno por el otro.

El moreno se acerco lentamente mirando con amor y un deje de ternura sus labios. Quería sentirlos junto a los suyos como lo venía haciendo desde la primera vez que los probó hace un año, cuando ésta aceptó ser su novia. Entre más se acercaba más sentía que debía hacerlo, para sellar todo lo que hablaron y prometieron. Cuando estuvo a centímetros de ella cerro sus ojos acortando distancia hasta unir sus labios, tan solo un roce, uno inocente pero lleno de sentimientos.

Sus labios se encontraron en una danza parsimónica, parecía que su alrededor conspiraba para hacer de su beso aún más romántico y especial, uno digno de grabar en su memoria, las copas de los árboles se mecían al compás del hermano viento, un compás que fue seguido por los jóvenes al unir sus bocas en un encuentro puro y acogedor.

[...]

Horas más tarde ambos jóvenes tomaron sus mochilas decididos a ir a casa, pasaban de las 8 am por lo que suponían que sus padres ya habían notado su ausencia, pero cabe destacar que las familias eran muy unidas y estaban felices de unir lazos gracias a aquella pareja de enamorados, al llegar a casa del moreno, Sulli, su novia, recibió un mensaje de carácter urgente de su padre, el cual le pedía ir a casa con rapidez apenas pudiese, su semblante alegre cambio por uno lleno de angustia y confusión, ya que era extraño que su padre hiciera aquello.

—Par de tórtolos, espero que tengan una buena excusa por hacerse desaparecido sin decirle nada a nadie, estaba muy angustiada, Choi MinHo, ¿Acaso así de irresponsable te crié? .—Acusó la mujer lejos de parecer molesta, lanzándose a los brazos de la pareja para llenarla de mimos y caricias que solo una madre podría entregar.

— Lo siento, madre, con Sulli estábamos en el parque y no nos dimos cuenta cuando ya era entrada la madrugada, por lo que, nos quedamos apreciando las estrellas hasta el amanecer.—Explico el azabache luego de recibir aquellas muestras de afecto y preocupación por parte de la mayor.

—Lamentó mucho causar que se preocupara, madre.—Se disculpó la chica haciendo una reverencia de noventa grados mostrando su respeto y arrepentimiento hacia la mujer.

—Dios, harán que muera de la ternura.—Exclamó sonriendo.— ¡HyunA! Apresúrate y prepárales chocolate caliente y ropa limpia para ambos, no quiero que agarren un resfriado.—Ordeno con autoridad a su ama de llaves, la cual acato las órdenes sin rechistar.