Mío.
Eras mío.
No era tu dueña, pero, eras mío.
Te sentía; me dejabas sentirte.
Conocía tus manos,
Conocía tu aroma.
Sabía de memoria cada una de las mañas que tenías con mi cuerpo.
Tenía en mi cabeza, cada palabra que decías.
Anhelaba verte por la mañana.
Y me sofocaba, recordarte cuando no estabas.
Eras mi vida,
Eras mi día,
Eras mi té de las noches.
Eras mío.
Eras.
