Capítulo 11 - Despedidas

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El Sol se había puesto y comenzaban a brillas las primeras estrellas en el cielo cuando Bella, Lumière, Din Don y el Doctor llegaron a la TARDIS.

-Bueno, supongo que aquí es donde nos despedimos -dijo el Doctor a los pies de la TARDIS.

-Ha sido un placer Doctor, espego que volvamos a vernos.

-Muchas gracias por todo, Doctor. Si necesita cualquier cosa sabe que es bienvenido en el castillo.

-El placer ha sido mío. Si alguna vez tenéis algún otro enigma que resolver podéis contar conmigo.

Oh mon dieu! Din Don ¿has visto qué hora es? ¡El Amo nos está esperando!

-¡Oh no! Como tardemos más se va a poner hecho una furia, démonos prisa.

Y dicho esto Din Don y Lumière corrieron hacia el interior del castillo.

Bella se encontraba ensimismada en sus pensamientos mirando la florecilla que había cogido durante el camino a la TARDIS.

-Bueno, Bella -la interrumpió el Doctor-. Debo irme.

Bella parecía no escuchar nada ya que no contestó.

-¿Te gustaría acompañarme al planeta de las anaviosas?

Esta vez la muchacha reaccionó.

-¿Lo dices en serio? -preguntó ilusionada.

-¡Por supuesto! Todo esto comenzó gracias a ti ¿no?

-¿Está muy lejos? Lo digo porque se está haciendo tarde.

-Esto es una máquina del tiempo ¿recuerdas? Podríamos irnos una semana y estar de vuelta aquí justo un minuto después.

-Aun no consigo creerme que tu TARDIS sea una máquina del tiempo.

-¿Quieres comprobarlo?

-Y qué vas a hacer ¿llevarme a la antigua Lutecia?

-A donde tú quieras.

-Me encantaría.

-¿Eso es un sí?

-¿Sabes? Es curioso, todo comenzó por esto -dijo la muchacha mientras observaba la flor que tenía en sus manos-. Bestia la vio y ninguno sabíamos cómo se llamaba, así que fui a la biblioteca a buscar información y... bueno, el resto ya lo conoces.

-¿Encontraste el nombre de la flor?

-No, no llegué a encontrar nada.

-Entonces ¡este será el tercer misterio que resolvamos hoy!

-¿¡Sabes qué flor es!? -respondió emocionada.

-Se llama Myosotis, pero la gente la conoce como Nomeolvides. Un nombre curioso ¿verdad?

-¿Nomeolvides? Vaya... Es como si intentase mandarme un mensaje.

-Un mensaje que conoces muy bien.

Bella guardó silencio.

-En fin, ¿nos vamos?

Bella miró un momento hacia el cielo estrellado mientras pensaba detenidamente su respuesta.

-Creo que tienes razón Doctor.

-¿Ah, sí? ¿En qué?

-En lo que has dicho antes. Quizás sí que conozca bien ese mensaje. Doctor, no puedo irme aún, tengo cosas importantes que hacer.

Bella abrazó al Doctor como si no quisiera que se marchara nunca. Al retirarse, el Doctor pudo apreciar como una pequeña lágrima caía por la mejilla de Bella.

-Que nos despidamos aquí no quiere decir que no volvamos a vernos. Recuerda que una despedida es siempre el principio de un nuevo encuentro -le respondió el Doctor con una sonrisa.

-Me encantaría poder visitar contigo todas esas estrellas -Bella miró al cielo y comenzó a señalarlas-. Esa, esa, y aquella ¡sería genial! -el rostro de Bella se endureció un momento- Doctor ¿has visto eso?

-¿El qué?

-Esas estrellas... -dijo Bella señalando al cielo- estaban brillando hace un momento, pero ya no. Es como si hubieran desaparecido.

-¿Cómo si se hubieran apagado una a una?

-Sí, algo así ¿sabes qué puede ser?

El rostro del Doctor reflejó una gran preocupación.

-Sí. No son estrellas, sino mundos. Mundos que se apagan.

-¿Que se apagan?

-Mundos que dejan de existir.

-¡Pero eso es horrible!

-Lo sé, Bella, y si es lo que creo que es, posiblemente nos volvamos a ver antes de lo que teníamos previsto.

Un rayo de preocupación apareció en el rostro de Bella, pero tras un pequeño silencio, el Doctor continuó hablando.

-Bueeeeno, aunque tenga una máquina del tiempo, el tiempo sigue corriendo y hay que aprovecharlo. Además, alguien tiene muchas ganas de llegar a casa -dijo señalando el cubo de anaviosas-. Te deseo mucha suerte, Bella.

-Muchas gracias, Doctor.

Y despidiéndose, el Doctor cogió el cubo y se adentró en la TARDIS, dejando atrás a Bella, que se dirigió al interior del castillo, donde la señora Potts la estaba esperando para la cena.

Susurros en piedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora