Capítulo 8 - Resultados

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El Doctor, Din Don y Lumière se aproximaron rápidamente a socorrer a Bella, que yacía ahora en el suelo tras la caída desde el borde de la fuente.

Oh là là! Bella ¿está usted bien?

-Bella ¿cómo se encuentra?

-¿Eh? ¿Qué ocurre? -respondió Bella sin entender muy bien qué estaba ocurriendo.

El Doctor sacó su destornillador sónico e hizo un análisis superficial al cuerpo de Bella para comprobar si tenía algún tipo de herida interna.

-Parece que no es nada grave, ha sido más el ruido de la caída que otra cosa -informó el Doctor.

-¿Qué caída? -preguntó Bella a la vez que levantaba el torso del suelo- ¿Por qué estoy en el suelo? ¿Qué ha pasado?

-Bella -dijo el Doctor frunciendo el ceño-, lo que acabas de hacer ha sido muy peligroso, promete que no volverás a hacer algo tan temerario.

-Te lo prometería si supiera qué es lo que ha pasado.

Sus tres acompañantes parecían extrañados ante las respuestas de Bella.

-¿De verdad que no recuerdas nada? Acabas de subirte ahí -dijo señalando la fuente- y has intentando tocar la mano de esa escultura. Bueno, en realidad sí que la has tocado, pero entonces me has llamado y acto seguido te has desplomado y has caído al suelo.

Bella cerró los ojos y se llevó una mano a la cabeza, intentando recordar qué había pasado.

-Tienes razón... quería ver de cerca al ángel, así que me he subido al bordillo, me he puesto de puntillas y he intentado apoyarme en la propia escultura, pero creo que no he debido conseguirlo porque después de eso ha sido cuando he debido caerme.

-Pero Bella, los tres hemos visto cómo tocabas la estatua.

-¡Así es! -afirmó Din Don.

-Y justo después ha llamado al monsieur Doctor.

-¿Sí? -respondió dubitativamente- entonces no sé muy bien que ha ocurrido... No recuerdo haber llamado al Doctor ni haber tocado la escultura.

-Mmmm... Es probable que hayas sufrido algún tipo de pérdida de memoria como consecuencia de la caída -dijo mientras se llevaba una mano a la nuca-. Deberíamos llevarte a la TARDIS para asegurarnos de que no es nada grave. Din Don, Lumière, venid detrás de nosotros sin quitarle los ojos de encima a la fuente. No parpadeéis hasta que no hayamos llegado.

El Doctor ayudó a Bella a levantarse y cuando estuvo en pie la cogió y la llevó en brazos hasta la TARDIS. Una vez dentro, la colocó sobre uno de los pequeños sillones que había en la sala de la consola.

Din Don y Lumière se extrañaron al ver al Doctor entrar en lo que parecía una caja azul de madera. Al entrar dentro no fueron capaces de ocultar sus caras de sorpresas.

-¡Oh mon Dieu! ¡Es increíble!

-¡¿Pero qué clase de brujería es esta?! ¡Es más grande por dentro!

Din Don se llevó una mano a la frente e hizo ademán de desmayarse a la vez que Lumière se encargaba de sostenerlo para que no callera al suelo.

-Por favor Din Don ¡no seas dramático! Con un desmayo tenemos suficiente.

El Doctor y Bella se echaron a reír al ver la reacción de ambos.

Susurros en piedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora