Seducción "Especial día de San Valentín"

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A partir de ese momento... todo iba a ser mucho más divertido. Los días habían pasado muy rápido, ya estaban en febrero, precisamente un 14 de febrero, la ciudad estaba completamente adornada, las parejas iban y venían, incluso la empresa tenía varios adornos por el lugar. Era todo un ambiente especial, lleno de amor, amistad y calidez.

Y Víctor observaba desde su asiento con diversión como su nuevo secretario hacía lo posible para acostumbrarse a la nueva rutina tan atareada que tenía gracias a la dinámica de la empresa, y de si mismo. El ruso se denominaba a sí mismo como un hombre dedicado a su trabajo, no toleraba a la gente inútil, ni mucho menos las imperfecciones, si no fuera de ese modo, no hubiera podido permanecer en la industria, pues este mundo en el que estaban era un campo minado, donde las decisiones tomadas repercutían en las ganancias de la empresa y en la vida de muchas personas cuyos trabajos giraban en torno a Nikiforov INS; por eso él era estricto con el cerdito, aunque si era sincero, también lo molestaba agregándole un poco de tareas extras adrede. Ese día era uno de ellos, pues dado que estaban a fin de semana, y siendo 14 de febrero, no quería que el cerdito fuera a escapar y convertirse en príncipe para alguien más.

Oh, no, él no estaba dispuesto a ello.

Si algo estaba claro Víctor era que luego de mucho tiempo, por fin conseguía algo con que divertirse. El acuerdo entre él y Yuuri era una de las mejores cosas que se le habían ocurrido desde hacía tiempo. Y lo estaba disfrutando como nunca.

Nunca espero que obligar a un japonés a llamarlo por su nombre generara tantas reacciones en la regordeta persona que era su secretario, se le hacía increíblemente tierno, pues la vergüenza del joven era tal que sus mejillas se enrojecían con una facilidad que el ruso nunca vio antes. También disfrutaba observarlo mientras se encontraban solos en la oficina, él era una persona disimulada, pero estaba seguro que el asiático lo notaba, dado que cada cierto tiempo este volteaba a verlo con una mirada apenada.

Víctor no mentía al decir que cada vez más ese pequeño japonés les estaba interesando, siendo tan adorable como cuando se cruzó con él la primera vez, pero también había notado algo más en él cuando sus miradas se cruzaban en la empresa, es por ello que con esa nueva oportunidad aprovecharía para averiguar que era.

Eran tan solo las 4 de la tarde cuando decidió que era todo por ese día. Había sido un día bastante agotador, como todo 14 de febrero, las mujeres (y algunos hombres) de toda la empresa le buscaban con desesperación para entregarle los afamados chocolates de San Valentín. El ruso los aceptaba con mucho gusto, pues amaba los dulces, pero muchas veces estos eran demasiados, y no podía comerlos todos. Durante el día hubo regalado algunos de los que le dieron, comenzado a comer otros que dejo en su oficina, el resto le pidió al japonés que los llevara hasta su auto. Pero ya estaba cansado, necesitaba refrescarse un rato. Se levantó de su asiento llamando la atención de Yuuri, tomo sus llaves, algunos chocolates y su teléfono dispuesto a salir de la oficina.

- ¿Se retira por hoy? – pregunto tímidamente, mientras cesaba sus actividades en la computadora.

- Si, iré a atender unos asuntos personales-agrego mientras se desataba un poco la corbata, su vista de águila noto el momento claro en el que los ojos de su secretario lo observaron fijamente, al mismo tiempo que sus mejillas se sonrojaban, aprovecharía esa brecha.

Sorprendiéndolo, Víctor tomo a Yuuri acostándolo sobre el escritorio. Este había soltado un pequeño grito de sorpresa, al mismo tiempo que sus mejillas se enrojecían como faroles de navidad. Paso un breve tiempo observándolo directamente a los ojos, el pequeño cerdito no podía mantenerle la mirada mucho tiempo, así que con agilidad tomo sus manos atándolas con su corbata, recibiendo una mirada asustada del japonés; Víctor no pudo divertirse más.

OH MY BOSS  (Concluida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora