Capítulo 10: Fiesta.

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Abril. Una de las épocas más hermosas en Japón, pues comienza la primavera y puede observarse en todos los rincones el florecimiento de los árboles de cerezo, una época para disfrutar el regalo de la naturaleza junto a amigos o familiares.

O eso se supone que debería ser.

Yuuri Katsuki siente que abril justamente no es el mes de tranquilidad que debería tener.

La empresa Nikiforov INS celebra anualmente una gran fiesta donde se reúnen todos los trabajadores de las tres grandes sucursales que existen en Japón, esto a fin de afianzar los lazos y lograr un ambiente de distracción que promueva un mejoramiento en el rendimiento de los trabajadores, dado que mucho trabajo en exceso no era algo bueno, o al menos eso expresaba Nikiforov. No obstante, todos estaban al tanto de lo estrambótico que era el presidente de la empresa en cuanto a fiestas se refería. Yuuri ingreso justo después de haberse realizado la fiesta anual, así que su conocimiento del asunto estaba limitado a rumores y fotos de la fiesta anterior. Pero siendo secretario actual de Víctor, veía lo exigente que podía ser el ruso en cuanto al asunto. Yuuri tenía al menos un mes manejando los arreglos de la fiesta más grande del año bajo la dirección completa de Víctor, quien no permitía que nadie más que él mismo coordinara todos los detalles de la fiesta. Es en esos momentos donde el japonés siente pánico verdadero de su jefe, pues denotaba con claridad su estado dictatorial y perfeccionista que no admitía errores. No tenía un solo respiro, corriendo de un lado a otro, recibiendo constantes regaños y rechazos de todas las propuestas de decoración que planteaba, la idea de contratar un organizador de fiestas estaba denegada, lo que dejaba al asiático con las manos atadas, un gran estrés y un dolor de estómago gigante.

Yuuri tenía ojeras de no dormir bien por días organizando y checando lista de invitados, colores de manteles, registro de sillas, menús, entre otras cosas, más los entretenimientos. Aún seguía sin entender porque buscaban un hotel con un salón de fiestas amplio que tuviera a su disposición un espacio donde instalar una barra americana, pero queriendo no hondar en el asunto, Yuuri prefirió encontrar el lugar sin comentar nada y seguir con los preparativos de la fiesta. Cuando los días se acercaban, podía sentir la emoción entre sus colegas, Sala y Mila conversaban con efusión los vestidos que usarían esa noche, Michelle y Emil conversaban sobre la comida que podrían servir, al igual que Minami conversaba con Leo sobre el entretenimiento de ese año y como podría compararse al del año anterior que correspondió a una presentación da mambo donde todos bailaron toda la noche. Yuuri en su interior aseguraba que este año con los bailarines chinos quizás la gente estaría más que emocionada, pero eso era algo que tenía que guardarse hasta el día de la fiesta.

Cuando este por fin llego, desde que Yuuri puso un pie en la empresa todo fue correr de un sitio a otro, antes de que llegara el medio día y tuviera que dirigirse al salón donde se desarrollaría la fiesta. Todo tenía que estar perfecto antes de las 4 de la tarde que era la hora donde Víctor vendría a pasar revista, y supervisar que todos los preparativos estuvieran listos. Se pasó la tarde viendo listas de que chequeo, dirigiendo personas y organizando manteles.

Cuando todo estuvo listo antes de las 4 de la tarde, Yuuri sintió que no podía con su alma.

Nunca en su vida creyó que organizar una fiesta fuera tan complicado, aunque eso explicaba el hecho por el cual nunca había querido hacer ninguna durante sus años universitarios. Estaba completamente exhausto, no quería levantarse de la silla, y lo peor de todo es que debía asistir a la fiesta que apenas iniciaba a las 7 de la noche.

Suspiro.

Sinceramente Yuuri no tenía ningún ánimo de ir, estaba cansado, muy cansado, sus pies dolían, no le gustaban las grandes reuniones, no tenía un buen traje, no tenía ánimos de ir a una tienda a buscar algo para luego ir a su casa a arreglarse y regresar en un par de horas al hotel. Tomo el teléfono para escribirle un mensaje a su jefe y ex cursarse para no ir, cuando Víctor apareció revisando todo, el rostro del ruso estaba serio, observando meticulosamente cada aspecto del salón, a tal punto que Yuuri temió que hubiera un error y que le mandaran a correr nuevamente, pero contrario a todos sus temores, Víctor se volteó a verlo con una sonrisa emocionada.

OH MY BOSS  (Concluida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora