y llegaste tu

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Puede ser que actúe como una cobarde al irme huyendo, pero poco inteligente sería quedarme aguantando toda esa humillación. Esas fueron palabras que vacilaron por mi mente, cuando estuve en ese cuarto que al parecer eran para cosas viejas que no usaban en el colegió.

Afinque mi barbilla entre mis rodillas, con mis manos entre lazadas por mis piernas y la humedad de mis lágrimas inundaban mis rodillas, apreté mis ojos con furia y recordé esa bofetada una y otra vez, la mejilla me ardía pero aun más mi corazón sentía que el dolor y la impotencia me quemaba.

— Oh, Jack– suspire. — Si hubieras llegado tu mucho antes de que todo pasará– seque con la palma de una mano las lágrimas de mis ojos y levante mi cuerpo del suelo. — Pero que tonta eres Eloisa, no eres una idiota por pensar en un chico que no le importas tu, ni tu vida– dije dando vueltas en círculos en aquel lugar. Mi estómago comenzó a gruñir porque no había comido y grite desesperada. —¡ Esto era lo que me faltaba para completar mi día, ahora callate que no te puedo alimentar! –

Escuche un ruido del otro lado de la puerta y mi estómago se estrujó por los nervios, me quede quieta y en silencio, tanto que parecía que no respiraba. Siguieron retumbando la puerta pero esta vez era más violento, camine despacio y me hice aun lado de ella, mi corazón latía a mil, intente tomar algo por si penetraban el lugar y de una mesa vieja tome una de sus patas y dentro de mi rogaba a Dios que nada malo me pase. Cada golpe que hacían contra la puerta era una punzada directo a mi corazón, perdida en mis suplicas sentí como la puerta se abrió.

Pude ver un chicos delante de mi, podía ver su espalda y cuando intente salir despacio, otro chico me hizo  el frente con una mirada malvada.

— Aquí esta la chica amigo – dijo caminando hacia mi asiendo que retrocediera adentro y choque con el pecho de aquel otro chico que sólo pude ver su espalda anteriormente, mi pies se detuvieron al sentir el roce de su cuerpo con el mio, ese chico habló como si me estuvieran buscando, a mi parecer para nada bueno.

— ¡Sueltamente!– exclame cuando sentí aquellas manos que me sujetaron los hombros.

— Es mejor que guardes silencio sino te puede ir peor– susurro en mi oreja, el chico a mis espalda y su aliento en mi oreja causó un escalofríos de terror.

Apreté con fuerzas el pedazo de madera que tome de la mesa y me prepare para a ser cualquier cosa con tal de salir de ahí. Reaccione como un impulsó y le di una mordida a una de las manos de ese imbécil que me sujeto de los hombros, el cual me liberó y dijo entre dientes. —zorra– después  golpee en la cara con la madera al otro tipo y lo empuje para salir corriendo, pero todo mis intentos fueron inútiles cuando sentí un brusco  agarre de mi cabello, mientras tiraron tan fuerte de mi coleta que mi cabeza se inclinó hacia atrás y mi cabello cayo en mis hombros, pude dejar escapar un gemido de dolor y grite desesperada — ¡Auxilio alguien ayudeme! –

Entonces el tipo tapó mi boca con una de sus manos sucia de sangre, debido a mi mordida y con la otra en volvió mi cintura y me introdujo mas adentro del lugar — Ahora si que me las vas a pagar, pensamos tratarte bien, pero después de lo que hiciste ya no quiero hacerlo– susurro en mi oído y quise vomitar no lo quería tan cerca de mi, ni que me tocara, los nervios me estaban matando, ¿qué rayos querían?.— cierra la puerta– le dijo al otro tipo quien obedeció de inmediato. Por lo que pude distinguir del primero era alto y pelo negro y el segundo gordo pero fuerte.

Sentía que era mi final, lo que comenzó como un día normal para mi, sea  convirtiendo en algo que mi mente no poda borrar por mas que quiera.  ¿Quién me querría hacer tanto daño? y ¿porqué?

El tipo gordo tomó una silla vieja y sacó una cámara. — A lo que vinimos– dijo seco.

— No te preocupes no sera tan malo– dijo ese imbécil, mientras acariciaba mi cabello y yo solo hice fuerza con mis brazos para safarme, pero el fue mas fuerte que yo y me amarro a una silla, pero antes sello mi boca con una cinta, me sentía secuestrada, humillada y tenía el presentimiento que quería tocarme, no podía hablar, tenia asco mezclado con odio.

Soportando por amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora