Bomba - multisentimientos

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Estuve abrasada al cuerpo del ojos de cielo, sintiendo tantas cosas que por dentro callaba, la sensación que me procava sentir, su calor me llenaba él pecho de una emoción que no puedo explicar, es como si trataran de inflar mi corazón y hacerlo crecer hasta estallar en un bomba multi-sentimientos. Por Dios que me esta pasando. Todo estuvo en silencio hasta que él se de tuvo.

— ¿Por qué páramos aqui?– no era la floristería y mucho menos mi casa, sino aquel parque en donde nos conocimos, donde discutimos y sali echa una furia del lugar. Pero aun así lo tengo como un bonito recuerdo, aunque parezca una  mazoquista.

Él se levanta de la moto y yo me quedo en él mismo lugar. —Quiero que te tomes una taza de chocolate conmigo, ¿algún problema?– espetó.

Y ahora este que se cree mi jefe, mi dueño, para traerme y obligarme a tomar chocolate con el, aunque no es una mala idea, para mi suena descabeyado y descarado de su parte, después de que me besara y por los motivos que lo hizo, solo acepte que me llevara acasa por que prácticamente me secuestro, si aunque suene tonto para mi lo hizo. No podre mirarlo a la cara que vergüenza— No quiero chocolate– musite.

— Sabes no te voy a suplicar– me dijo tan seco y cortante como pudo. Eso hizo que casi quebrara mis muelas por estar crujiendolas. —Pero si no paras tu delicado culo del aciento de mi moto, te llevaré adentro a la fuerza y sabes que soy capaz– me dijo retandome con la mirada.

— Sabes sólo me levantare de aqui porqué tengo frio, no porque tu me mandas, que te quede claro – dije tratando de sonar segura, imnorando sus palabras. Me levante torpemente y le entregue su casco sin mirarlo a la cara.

Dejo estacionada su moto y entro dejando me atras que poco cabellero podia ser aveces, entre gruñendo y pensando mil cosas en mi interior, ninguna buenas.

Él ya estaba instalado en una mesa junto a las ventanas de cristal y yo me paro en frente de él, con mis brazos rodeando mi pecho con cara de pocos amigos.

— ¿Te vas a sentar o no niña? Por Dios aqui no te pasara nada, no intentaré nada encontra de ti, lo prometo – dijo levantando su mano derecha como un juramento, me parecio tan chistosa su acción, que una pequeña risa salio de mis labios.

— Esta bien, a lo que vinimos no quiero que mi madre se preocupe por mi – dije ya estando sentada y sin él valor de verlo a cara.

Una mesera se acerco a anotar nuestros pedidos, Jack pidio un cafe negro con poca azucar lo que me pareció asqueroso y yo pedi chocolate con leche y unos panecillos de canela, pues tenia mas hambre que una ballena.

Los segundos nos invadieron en un gran silencio, no podia dejar de tocar la mesa con mis dedos por mi nerviosismos, miraba por la ventana y mordía mi labio inferior con ansias.

— O través lo estas haciendo – me dijo mientras agarraba mi mano temblorosa. Mis ojos se abrieron de más y lo mire por inercia, no se de que color me puse, pero si se que mi corazón se congelo y no por él frio.

Jack.

Ya nos encontrabamos en la cafetería en donde la pequeña enana frente a mi derramo cafe caliente, acordarme de aquello me daba un poco de risa la trate muy mal y todo pero si ella supiera que lo hize a proposito, ese día cuando estuve leyendo un libro pude ver por él rabillo de mi ojo que se escondía de mi, aunque no se dio cuenta de eso. Desde un principio Eloisa trajo a mi mucha curiosidad desde que nos vimos en él centro comercial por primera vez, si solo ella supiera que él único culpable de nuestro accidente fui solo yo. Fue una pequeña broma solo lo hice para poder tener contacto con ella, pero nunca pensé que la volvería a ver.

Verla hay toda nerviosa y avergonsada, sentir  que yo provocaba eso en ella me hacia sentir muy bien.

—No estoy haciendo nada– gruñe mientras suelta su mano de mi agarre, tuve que contener una carcajada al verla roja como tomate, creia que estallaría.

Soportando por amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora