4. ¿Hijo?

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Narra Lucian

Corté la llamada, era la quinta vez que trataba de convencer a Rachel para que me acompañara.

Jamás rogaba, pero estaba mi palabra en juego. Eso era lo que me importaba, era lo primordial.

Rachel, estaba herida y humillada por dejarla plantada y por haberla humillado enfrente de Elizabeth.

Ella la odia, según Rachel, Elizabeth sólo trabaja para mí para engatusarme y quitarme el dinero. Sus celos eran patéticos y por sobre todo, no tenía fundamento alguno para culparla de algo como eso. Porque todos sabíamos que Elizabeth no era esa clase de mujer.

Estaba frustrado y eso hizo que no lograra hacer mi trabajo del todo bien.

Había hablado con Thomas sobre que no tenía una acompañante para aquella dichosa competición, su respuesta fue simple: Que me las arreglara solo, que él ya tenía a sus participantes; sus hijos: Noah, mi mejor amigo de la infancia y Nora, una chica de 22 años quien era una deportista destacada y conocida a nivel nacional.

Yo podía, era un buen deportista, pero el problema yacía en que no conocía a nadie tan atleta como Nora o yo. Estaba jodido, porque odio perder.

Al llegar a casa, lo primero que hice fue ir a ducharme; al menos, debía botar el estrés de alguna forma, necesitaba relajarme. En realidad, estaba demasiado estresado, no sólo era el trabajo y los proyectos, sino que también estaba mi madre exigiéndome cosas que yo no podía proporcionarle y luego, tenía a Rachel, quien realmente me estaba causando grandes dolores de cabeza. De hecho, estaba cien por ciento seguro de que aquel ridículo compromiso pronto. Lo único que deseaba era un jodido descanso.

Lo siguiente que hice fue irme a dormir, no tenía nada más que hacer y estaba harto de darle tanta importancia a ésa dichosa competencia. Ni siquiera era relevante para mi trabajo, era, simplemente por mera entretención.

Desperté con la alarma de las 6:30 am, la apagué y me estiré.

Me levanté y me puse ropa deportiva y, como todas las mañanas, salí a correr.

Un hora después, iba de regreso a mi casa, mi respiración era pesada, sentía mi camiseta mojada por la transpiración y mis pulmones ardían.

Hoy era la jodida competición de Thomas y aún no solucionaba el asunto de mi pareja.

Llegué a casa, saludé al portero del edificio,  ―vivía en la última planta, todo el piso me pertenecía ― tomé el ascensor y entré a casa.

Mientras iba caminando por los pasillos de mi casa, me iba quitando la ropa, después iría a recogerla, por ahora sólo necesito pensar en una solución.

Entro al baño y doy el agua, mientras me baño voy sopesando posibles soluciones, entonces, un largo y sedoso cabello rubio y unos ojos negros y llamativos pasan por mi mente.

Elizabeth Ward.

Ella podía ayudarme, después de todo, me conocía lo suficiente como para saber que cuando doy mi palabra, la cumplo.

Además; supongo que no tenía nada que hacer.

 ―Es sábado, de seguro saldrá con alguien.

 ―Tendría que cancelar. Esto era primero.

Salgo y comienzo a vestirme, en un pequeño bolso coloco ropa para cambiarme cuando la competición acabe. Cuando yo gane. Doblo una toalla y la guardo, cierro el bolso y lo llevo a la sala de estar.

Señora Delacroix (#1) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora