La suave brisa de primavera revolvía los cabellos de Shera le molestaba tener el cabello suelto lo que provocó que se hiciera un rodete para evitar que todo su pelo quede encima de su cara, tomó su patineta y con ella se fue al mismo lugar de siempre: la plaza. Adoraba usar su skateboard, la relajaba, la hacía sentir libre, casi todos los del barrio la conocían; era la chica que jamás usó un vestido en su vida ni hablar del maquillaje o los zapatos eso, para ella, no existía lo único que existía era su patineta.
—¡Shera! —gritó un joven un poco mayor que ella poniéndose en medio del camino para que la muchacha frenara, le sorprendió encontrarse con él hacía bastante tiempo que ya no hablaban no era que fuera su mejor amigo pero a veces se lo solía encontrar en el parque mientras ella andaba con su patineta y algunas veces hablaban— ¡Creí que tendría que hacerme a un lado!
Ella sonrió y puso los ojos en blanco, tomó la patineta en sus brazos señalando al joven un banco para sentarse — ¿Qué ocurre Sam? — él la quedó mirando, le encantaba su personalidad la conocía desde hace dos años cuando salió del orfanato asustada, horrorizada, sin saber que hacer ni a donde ir. Ahora es una mujer completamente distinta, con sus dos trabajos, su hobby, y su manía por querer comerse el mundo por delante.
— Oí que están buscando una chica —ella arqueó una ceja— es para un trabajo, y te pagarán mucho mejor de lo que estás cobrando por esos dos trabajos que ni para cambiar de patineta te alcanza. —En realidad el que buscaba una chica era él, su trabajo dependía de encontrar personas con talento para llevarlos a la cima, aunque la palabra "talento" esté mal definida en este caso, más bien, personas que realmente estén dispuestas a progresar en la vida y él vió en Shera eso; aunque ella haya rechazado sus sugerencias.
La joven se rió a carcajadas ¿él hablaba en serio? ¿cambiar su patineta? Jamás. — ¿De dónde sacaste esa noticia, jovenzuelo? Mi patineta estará vieja, pero no la cambiaré hasta que se rompa por el uso. —él bufó quizás debería dejar de insistirle. Shera miró su reloj, aún tenía tiempo de ir a su casa, bañarse, comer algo e ir a trabajar.
—Un amigo mio... —negó interrumpiendolo, no quería cambiar su rutina, al menos no por ahora. Asi como estaba se sentía bien, aún necesitaba un poco más de tiempo para averiguar sobre su hermano, él fue a quien adoptaron porque era un bebé de apenas un año. Siempre se juró a sí misma encontrarlo y eso lo haría aunque fuera lo último que hiciese en esta vida.
—Me tengo que ir Sam, te avisaré luego. Cuídate. — y así como estaba dejó la patineta en el piso para volver a su casa sintiendo el viento en su cara, despejandola de sus pensamientos.
Una vez que llegó ahí, se bañó, comió algo para salir corriendo hacia el trabajo. Como mesera tenía que usar un pantalón de vestir y una camisa con el logo del restaurant, justamente ese día fue el indicado para que todo le saliera mal hasta incluso perder su empleo.
Estaba acostumbrada a todo tipo de atrevimientos verbales por parte de los hombres que no tienen respeto por nada, ni nadie. Dean, como dijo llamarse el hombre, le apretó una nalga mientras ella se inclinó para dejar sobre la mesa vecina lo que le habían ordenado eso provocó que Shera le pegará un puñetazo en medio de la cara que jamás en su vida podrá olvidar además de un vaso de agua helada sobre su cabeza.
El hombre quería pegarle, a Shera le daba igual, si tenía que pelear lo haría, el ser mujer no era un impedimento para ella aunque la gente gritaba para que llamen a la policía ¿qué clase de hombre es para intentar pegarle a una chica? El encargado llegó para detenerlo todo, y beneficiar al desgraciado. —Te tengo que despedir —le dijo a solas, ella lo miró de reojo conteniendo su furia— Lo siento Shera, sé que lo que hizo él está mal. Pero no debías romperle la nariz, ¡Ahora nos demandará! ¿sabes cuánto nos va costar pagarle su nariz como nueva? — ella pensó que este muchacho que pusieron de gerente no tiene ni idea de lo que es sentirse menospreciado por la sociedad. Uno debe poner límites para que no te pisen la cabeza.
—Trabajo como mesera, no como prostituta. —le mencionó— ¡Que bueno que me despides, así no tendré que oír más perversiones por parte de tus clientes degenerados!
Salió de ahí hecha una furia topándose con un hombre bastante corpulento — ¿Y usted qué quiere? —le preguntó cuando él no la dejo seguir caminando, por lo visto tampoco tenía planes en dejarla pasar. —¿Cree que me intimida mirándome así?
Hizo señas con las manos y otros dos hombres de su mismo tamaño aparecieron, ella se sintió atemorizada, quizás no debió comportarse así, quizás solo debía ignorarlo y seguir por otro lado, pero ya era tarde. Solo pedía que no le hicieran nada malo — Soy Jacob Wesker, y quiero contratarte.—exclamó el primer hombre dándole una tarjeta
—¿A mí? ¿Y por qué? —Muchas dudas aparecieron en su cabeza ¿Quiénes eran esos hombres y por qué tenían pinta de guardaespaldas?¿por qué querrían contratar una chica como ella? —¿Contratarme de qué exactamente?
Él sonríe levemente—Me encanta la personalidad que tienes muchacha, ¿Eres buena actriz? —No lograba comprender ¿de qué le estaba hablando? ¿cuando fue que ella estudió actuación? y sobre todo ¿qué tenía que ver el hecho de que ella haya estudiado o no actuación?
Trató de ignorarlos, quizás eran unos locos que lo único que querían era robarle lo poco que tenía—¿Qué? Creo que usted se está equivocando conmigo — comenzó a caminar pero él hombre otra vez se interpuso en su camino. Le hizo un ademán con la mano intimidandola y ella tuvo que contestar— en el hogar, hacíamos comedia musical.
—con eso me basta, mira te dejaré una tarjeta. —le ofreció nuevamente una pequeña tarjeta con los datos de él— Tu solo tienes que fingir ser la pareja de alguien, solo frente a los demás, —ella estaba por hablar pero él la interrumpió— es solo por unos meses. Mira no me digas nada aún, cuando lo decidas me llamas, ahí tienes mis datos.
— Bueno. —Fue su única contestación, ¿ahora la querían para actriz? No entendía nada de lo que estaba pasando, ¿desde cuando a la gente le gustaba su personalidad? aquello no tenía sentido alguno.
Ahora tendría que ver qué haría con su vida, perdió su mayor ingreso y el lugar donde alquila no la esperará mucho tiempo. —mis ahorros... —susurró y se fue para su casa, con eso podría pagar dos meses de alquiler, tiempo suficiente para encontrar otro empleo.
Miró su reloj, se le estaba haciendo tarde y tenía que apurarse para no perder turno. Iría al ginecólogo, y perder un turno son dos noches enteras sin dormir, tenía que hacerse estudios de rutina para corroborar que todo estuviera bien, aunque en el fondo sabía que algo andaba mal. —¿He llegado bien? —preguntó en la mesa de entrada, la chica le sonrió— ¡Que bueno! Temía perder el turno y me estaba volviendo loca.
—Descuida, el médico recién está empezando a atender. Eres la siguiente —le sonrió— ten, esto es tu constancia de turno. ¡Suerte!
Después de esperar y que el médico la atendiera supo que todo no estaba bien... La vida le estaba poniendo obstáculos bastantes jodidos de pasar, como si tuvieras que cruzar de un lado a otro donde no hay puente, ni sogas, ni árboles, dónde lo único que posees es un cuchillo y atrás tuyo miles de lobos te siguen hambrientos. Salió de ahí como un zombie, ignorando a los que le hablaban, solo quería estar sola, encontrar a su hermanito y morir en paz.
Tiene cáncer de útero. Es patético cuando jamás estuvo con alguien, aunque eso realmente no influya en nada, los tratamientos para poder vivir tranquila salen más de lo que ella pueda pagar y el gobierno no puede cubrir todos los gastos, sumándole al hecho de que prácticamente está en la calle. Tendría que aceptar el trabajo que le ofrecieron era eso o morir, al menos así tendría más tiempo para encontrar a la última persona que realmente le importa.
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Contrato para un noviazgo
Teen FictionEthan Lawrence es uno de los chicos más conocidos mundialmente por su música pero recientemente cortó con su novia Emma Keel otra cantante conocida por su increíble voz con la cual llevaban más de cinco años juntos, conociéndose prácticamente desde...