Contrato para un noviazgo

Capitulo XVII

El día había comenzado mal las náuseas matutinas atacaban a Shera quien trataba de comer algo, era su último día en Miami las dos semanas habían pasado demasiado rápido para su gusto; además de las náuseas tenía dolor de cabeza, lo cual complicaba un poco las cosas y más aún cuando Ethan se empeñaba en hacer bromas —Basta Eith —exclamó sentada en el sofá llevándose sus dedos a sus sienes, tratando de calmar el dolor —déjame el camino libre, las náuseas siguen presentes.

Como si aquello le pareciera diversión pura se puso a comer un plátano en frente suyo esa fruta le provocaba asco lo cual hizo que Shera saliera corriendo al baño, quizás no debería haber hecho eso, pero desde hacía ya tiempo Shera necesitaba vomitar y no podía. —Me quedaré un rato más —habló regresando del baño tocandose el estómago indicando que aún se sentía mal— te alcanzo en unos minutos.

Él se preocupó definitivamente no debería haber hecho eso— Parece que nuestra pequeña no quiere que mamá salga de paseo con papá —exclamó mirando a Shera— vale, lo siento pero tenías que hacerlo sino seguirías con náuseas y sería peor.

Le dió un pequeño beso en la mejilla antes de que él se levantara —Tengo que hablar algo con Jack, vuelvo y necesito que me acompañes a un lugar. —ella asintió mientras trataba de despejar su mente necesitaba que las náuseas pararan pero sabía eso continuaría así hasta el el tercer mes y faltaba poco para ese que se cumpliera ese tiempo además pensar en eso le hacía muy feliz porque significaría que sería oficial.

Le sorprendió encontrarse con un sobre en la puerta de la habitación, sabía que eso era algo extraño ¿quién dejaría un sobre en una habitación de hotel? Seguro algún fan, o quién sabe, aunque en el fondo sabía que el contenido del mismo no sería algo bueno.
—¿Qué? —fue lo que exclamó al abrir el sobre, lo que estaba viendo no podía ser real, debía ser una broma de mal gusto pero no... Dos personas la primera el amor de su vida y la segunda la persona más odiable del mundo, ambos juntos, burlándose de ella, ¿A caso mientras ella se quedó en la casa él andaba de galán?  Esa persona era Ethan junto con Emma juntos en una cama y, por lo visto, completamente desnudos. —Esto no puede ser posible...

Ahora no solo estaba Ethan sino también su hermano ¿qué les pasaba? ¿cómo es posible que ambos se hayan acostado con esa mujer? No podía comprenderlo, no tenía sentido alguno. Buscó algún desperfecto en ellas, esas fotos debían estar truncadas, era imposible creer que ambos la hayan traicionado de esa manera, suspiró y dejo las fotos sobre la mesa, iría a buscarlos, le debían una explicación aquello no se quedaría así. La habitación quinientos doce era la de su hermano, ahí dijeron que se encontrarían. Entro en ella con bastante facilidad ya que la puerta estaba abierta y la habitación vacía ¿dónde se supone que estaban?

—¿Sher? —preguntó su hermano algo confundido con un vaso de alguna bebida alcohólica en sus manos. —Emma me dió... —aquella frase no fue completada porque Shera abrió la puerta que daba a la recamara y aquello que vió no era algo posible de negar.

—Son... —exclamó con un nudo en la garganta, Ethan estaba junto con Emma, ambos aparentaban estar desnudo pero él estaba dormido. Shera no podía creer aquello que veía, ¿cómo es posible que su hermano estuviera involucrado en esto?
Salió de ahí hecha una furia se volvería sola a Los Ángeles para luego irse lejos, bien lejos, dónde Ethan no sea capaz de encontrarla.

Las lágrimas caían sobre su rostro por más que intentara reprimirlas, su mente le decía "vete, vete lejos" mientras que su corazón le rogaba que se quedara que en el fondo todo tendría una explicación ¿cómo luchar ante eso? ¿cómo intentar que nada ocurrió cuando todo quedó grabado en su mente? Suspiró guardando las últimas prendas que le quedaban en la maleta mientras trataba de hacer una llamada —¿Jacob? —preguntó cuando le contestaron— ¿Hay algún vuelo a LA ahora?