Capítulo 16.

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Eran exactamente las diez de la noche cuando aquella alma caminaba por las calles oscuras del bajo Londres. Su corazón no dejaba de acelerarse un poco más, cada vez que continuaba avanzando. Y por supuesto que no era miedo lo que sentía, sino una inmensa adrenalina. Después de todo, las dos personas que más amaba en el mundo ya se encontraban a salvo, sin embargo, todavía faltaba el resto de su familia. Aquellos cuatro tontos que la harían sufrir aquella noche, si no lograba rescatarlos.

«No pienso irme al infierno sin sacarlos de aquí»

Ese fue el último pensamiento de _____ antes de detener sus pasos frente a una enorme puerta de acero.

Para nada le resultó extraño cuando permaneció unos eternos minutos allí y nadie habló. Sabía perfectamente que la estaban observando. El clan solía tener uno de los mejores sistemas de seguridad. Por eso sabía que, si quería entrar, debía hacerlo aceptando la invitación de su padre.

Dio un paso atrás sin alterarse, cuando las puertas se abrieron de la nada. Nadie la esperaba dentro. Un inmenso patio de piedras y césped fue lo único que se encontró y no tarda en concluir en ciertas cosas.

Uno, querían jugar con ella.

Dos, estaba en desventaja.

Y tres, la estaban subestimando.

Tomó aire sin exagerar y comenzó a avanzar, sin que le temblara un músculo cuando las puertas se cerraron con fuerza tras ella. El camino hasta la puerta de la fortaleza parecía un poco largo, mas no lo era. Sabía bien que aquel trayecto tenía la extensión justa para detectar al visitante, escanear las posibles armas y hallar sus puntos débiles.

Podía ver las cámaras de vigilancia a su alrededor. Aún le era imposible olvidar ese característico sonido que éstas hacían al mover su foco. Más aún, ignorar las luces en rojo de centellaban contra la moneda con la que jugaba entre sus dedos.

«Es ahora no nunca ¿verdad?»

De nuevo se detuvo frente a otra entrada cuando el camino de piedras fue sustituido por concreto. Como había pasado antes, esperó a que alguien abriera la puerta, cosa que no pasó.

Arqueó una ceja pensando en qué podría estar tramando su padre, sin embargo, sus dedos se movieron solos cuando digitó en el tablero, su número de agente.

«280103 Como en los viejos tiempos ¿eh?»

Pensó cuando una luz verde se encendió en lo alto y del tablero salió una voz robótica para saludarla.

«Buen trabajo y bienvenida a casa, agente Yenaid. Su entrada fue registrada con éxito»

—Púdrete —masculló, a pesar de que sabía que solo le hablaba a una máquina.

Tanteó su arma, oculta en el interior de su tapado, para sentirse un poco más segura, y continuó su camino por aquel estrecho pasillo que se presentó ante sus ojos.

Después de tantos años, todo parecía seguir igual. Las mismas luces, el mismo olor a polvo, el mismo techo con humedad, todo era tal como lo recordaba.

Suspiró cuando persianas comenzaron a elevarse, revelando espejos por todo el largo del pasillo. También recordaba que no solo eran eso.

«¿Así que de eso se trata? ¿Soy la atracción esta noche?»

Sonrió son suficiencia para hacerle saber a todos que no le temía a nada y caminó con más seguridad hasta doblar en un pasadizo. Si sus memorias no le jugaban una mala pasada, sabía que estaba a nada de llegar a la sala de reuniones. Pero comenzaba a temer un poco a aquello con lo que podría encontrarse.

«No muestres debilidad. Tú eres _____ Mei Yenaid, tu padre es una mierda, pero debes honrar a tus ancestros»

Se repetía aquello una y otra vez, como si de su propio mantra se tratara. Claro que las palabras no salían de su boca, muriendo solo en su mente. Sabía perfectamente que cualquier cosa que dijera, lo usarían en su contra. Tal y como si eso se tratara de un juicio final.

Su corazón de detuvo por una milésima de segundo cuando encontró el lugar. La puerta no estaba abierta, pero tampoco sellada. La luz verde fluorescente, aún seguía encendida en lo alto. Como si alguien la hubiera abierto para ella, hacía solo segundos.

«No muestres debilidad. Tú eres _____ Mei Yenaid, tu padre es una mierda, pero...»

Su mantra quedó en el olvido cuando finalmente tuvo el valor de abrir la puerta. No quería ni tenía intención de enfocar su mirada en nadie, mas sus ojos la traicionaron cuando vio a esa mujer allí, sentada a la diestra de su padre.

—¡Cielo! Te estábamos esperando —habló el hombre al que tanto había llegado a despreciar.

Y estuvo dispuesta a responder con sus palabras ácidas.

Sin embargo, cuatro pares de ojos, observándola con terror, la alertaron. Cuatro hombres que se encontraban amarrados a las sillas junto a aquella enorme mesa la miraron con ojos gritando «¡corre!» ya sin luchar por liberarse. Cuatro hermanos de vida, les estaban diciendo que estaba cometiendo el error más grande de su vida.

Pero, ¿cuándo _____ escuchó a alguien más?

Su padre sonrió de forma ladina y le señaló la única silla vacía, a su siniestra.

—¿Cenamos en familia?

Sin quitarle la mirada de encima, _____ respondió.

—Como siempre lo deseamos ¿no? —y sonrió apenas, caminando hacia su propia tumba. 



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(._.) Porfis no me pegues. 

Gracias a @@KinYuriChoiMinKi por recordarme que debía actualizar xD Esté capítulo va dedicado para ti ♥


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Por ti (Nu'est) -4° Parte-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora