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Subo de nuevo a mi habitación cuando veo el sol del amanecer a través de las ventanas.

Jungkook ya no está aquí. Arrastro los pies abrigados en calcetines mullidos y blancos, por todo el suelo hasta la cama. Está desecha y caigo sobre ella cual peso muerto. Me acurruco en ella, me cosquillean los ojos y antes de que pueda controlarlo, empiezo a llorar. 

Huelen a él.

Las sábanas... huelen a nosotros.

Gateo por ella y me envuelvo en cuanto puedo, hundiéndome en la sensación de tenerlo conmigo. Rodeo la almohada entre mis piernas, pero no es él. No es él. Mi corazón se sacude en dolor conforme cierro los ojos y aspiro con más fuerza.

Soy estúpido. ¿Por qué ha tenido que acabar todo de esta forma?

"Jimin, no seas absurdo. Los demonios no aman, ¿Por qué debería Jungkook hacerlo? ¿Por qué siquiera amar a alguien como tú? Victimista e inútil, esos son tus patéticos esquemas. No le importas. Jamás le has importado. Tú sólo eras su juguetito humano, un trozo de carne herida con el que disfrutar;  Y cuando mañana por la noche se marche, no te quedará nada. ¿Crees que él va a evitar que acabes con tu vida? No seas ridículo...

Por supuesto que no."

Sacudo la cabeza, callando las voces que gritan cosas que no quiero escuchar. Me muerdo los labios, me limpio las lágrimas de la cara con la manga de mi pijama.
Son las 07:00AM, así que aún tengo tiempo para desayunar y arreglarme un poco antes de que lleguen mis padres... Estaré en clases para entonces. No quiero verles.

Hago un intento de levantarme, pero no puedo. "Sólo un poco más" me digo, conforme me remuevo en las sábanas y en el olor de Jeon. Es tan familiar que mis sentidos se adormecen, y mi cuerpo se relaja poco a poco.

Es cierto... quizás sea cierto he perdido por completo la cabeza... Puede que esté realmente enfermo, puede que necesite ayuda. ¿Pero qué importa ya, de todos modos?

Bésame con fuerza antes de abandonarme.

Los recuerdos de Jungkook caen sobre mí como una lluvia de estrellas. Me cosquillean bajo la piel; sus labios, su cuerpo, sus mejillas sonrojadas, su forma de marcarme, sus manos sobre mis caderas... Me tiemblan las piernas conforme suelto un suspiro, algo similar a un quejido nace dentro de mi pecho y me permito soltarlo, por última vez.

¿...Aún tengo tiempo, no es cierto?

Mintiéndome a mí mismo, deslizo una mano en mis pantalones de pijama y gimo.

Gimo su nombre por última vez.

۞ ۞ ۞  

El trayecto en autobús es más pesado y largo que el resto de días. Apoyo la cabeza en los ventanales y aprecio mi reflejo, enrojecido, hinchado y triste; acabado.
El vehículo está vacío debido a que llego notoriamente tarde, pero teniendo en cuenta lo que me espera allí, tampoco me parece una tan mala opción. 

Hoy llueve amargamente sobre Busan, como si los ángeles llorasen entre cantos tristes la pérdida de alguien.

Quizás lloren la mía.

Cuando llego, he de cubirme con la capucha de mi sudadera para no empaparme. Aún así, no puedo evitar mojarme y recibir un par de risas de burla cuando entro por la puerta de mi salón. Hoseok alza una mano, amistoso desde su asiento, y quita su mochila de la silla que ha reservado para mí. Sonrío suavemente, intentando ignorar su traición de anoche y decido acceder, sentándome junto a él. Con la cabeza gacha empiezo a sacar mis libros, y finjo no escuchar todas las burlas e insultos por parte de mis compañeros.

Young God ↠KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora