✟ 031 ✟

13.1K 1.8K 1.1K
                                    

Despierto sobre una superficie tibia.

Siento el cuerpo frío y entumecido cuando abro los ojos. La sensación es familiar, es parecida a lo que uno siente cuando despierta de una larga operación... O de un coma. Pero en esta ocasión, no me ciega un foco de luz; No me despierto al sonido de las enfermeras preocupadas, susurrando entre ellas. No escucho el familiar pitido de mi corazón...


No. Esta vez el sol me ciega.

Siento cómo rayos de luz me calientan las mejillas, y tengo que entrecerrar los ojos para evitar que me quemen las pupilas. Llevo mi antebrazo hasta mi rostro, cubriéndome, y entonces aprecio que voy vestido con una camisa. Aprecio la seda, distingo que es blanca. Puedo ver cómo una cúpula blanca se alza sobre mí, cómo estoy en algo parecido a una iglesia. Pero mucho más limpio, mucho más puro.

Carece de techo. El final de la alta cúpula muestra un cielo soleado, vivaz.

Tengo que levantarme. Eso es lo primero que me digo, y tras varios intentos de cosquilleo en la piel por la falta de circulación, consigo hacerlo.

Un dolor intenso y terrible me recorre toda la columna vertebral, como un corte largo e invisible. Es una sensación tan fuerte que grito sin emitir sonido alguno, y caigo de nuevo sobre el suelo de mármol. Cierro los ojos. Ha llovido... puedo sentir las gotas de lluvia bajo de mis dedos, conforme trato de recuperar el aire, de recordar qué ha pasado antes de llegar aquí. De relajar la espalda...

Pero duele y mucho.

—Pensaba que estarías así para siempre.

Mis ojos de abren de golpe al escuchar esa voz tan familiar. Esa voz que tanto duele.

—¿Cómo te sientes?

Duele como el infierno, pero mi cuerpo se alza sin siquiera poder controlar mi impulso. Miro hacia la voz y durante unos segundos, siento más miedo que en toda mi vida. Hasta que veo su rostro.

Y veo lo que tanto necesitaba ver.

—¡J-Jungkook!

Ahora lo recuerdo. Puedo recordarlo, todo. Apenas puedo escuchar mi propio gemido ahogado, conforme aprieto los dientes y los ojos me burbujean en lágrimas. Pero sí puedo escuchar su suave risa junto a mí, justo a mi lado. Jungkook está sentado en el mármol, con aspecto angelical, el pelo alborotado por la brisa que se cuela entre los amplios ventanales. Los ojos brillantes, su piel bronceada bajo los rayos de sol.

Es la primera vez que le veo a plena luz del día.

Me abalanzo sobre él, sintiendo cómo todo se pierde a nuestro alrededor. Y sólo pienso en él. En su voz, en sus manos, en cómo huele, en que está conmigo. En lo que hice. En el cuchillo y en su grito, en mi sangre sobre su pecho, la suya manchando mis manos y mi rostro... En el dolor.

Y recuerdo... Recuerdo también al peluche rosado. Los zumos de manzana tras todas mis inyecciones, recuerdo a un niñito vestido de blanco bajo mi cama, recuerdo su nombre... Recuerdo su rostro.
Recuerdo que él tenía que cuidar a las personas. Que eso era lo que debía hacer... Y sin embargo, puedo recordar cómo me dejó sólo en la tierra.

Young God ↠KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora