Amnesia

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Caminaba por las oscuras calles de aquella ciudad, si mi familia me viera en este estado, seguramente irían a reclamarle a Hiro.

Perdí la cuenta de todos los suspiros pesados que había sacado de mi boca. Por lo menos puedo decir que me desahogue cantando esa canción, aquella canción es muy especial para mí, la hice pensando en Hiro.

Seguía soltando suspiros pesados, llenos de tristeza y cansancio. Sabía que no valía nada esto que estaba haciendo, pero era mi único refugio ante el dolor que sentía en mi pecho.

Si Hiro me viera en este momento, no dudaría ningún segundo envolverme en sus cálidos brazos, eso sería lo único que me llegase a reconfortar por completo este dolor que me queda, y desgarra cruelmente mi ser, como si de los pétalos de una flor fuesen arrancados uno por uno.

— O-Oye... — fue el hablar a mis espaldas — Mi-Miguel — aquella voz...

Volteé sobre mis talones y mis ojos se abrieron de par en par, dejando mi impresión dibujada en mi semblante.

— ¿Hiro? — pregunté como idiota, al pensar que esto que sucedía era como un espejismo, ya que realmente me sentía en un desierto, en donde podía llegar a alucinar con él.

Sus pasos llegaron a mí, lo tenía en frente, tenía tantas ganas de abrazarlo, como si su memoria no se hubiese ido, quería disculparme, quería derramar mis lágrimas, tenía el maldito nudo en la garganta, el cual comenzaba a sofocar me poco a poco.

—Bu-Bueno yo...— comenzó Hiro, era tan tierno al verlo de ese modo, tan nervioso y los tropiezos entre sus palabras, era como si apenas nos estuviéramos conociendo, justamente como aquel día....

El día en el cual lo conocí…