Amnesia

|| 20 ||

Y así fue pasando el tiempo, riendo, a veces peleando, discutiendo porque temía de ti, de verte lastimado, herido... mi corazón no lo soportaría si algún día te pasará algo.

Actualmente no puedo creer tu pérdida de memoria.

Las veces que discutimos, nos disculpamos uno con el otro, je, no podíamos estar enojados uno por el otro y en medio de una discusión sucedió...

— ¡Maldita sea, Hiro. Deja de salvar San Fransokyo! — gritaba a todo pulmón, desgarrando mi garganta, mientras mis lágrimas de ira bajaban por mi rostro.

— No puedo... — susurraste, desviando la cabeza a otra dirección.

— ¿¡Por qué no!? — grité, me acerque a ti y me miraste.

— Por cumplir el deseo de mi hermano... — declaraste.

Mis lágrimas seguían bajando.

— No lo entiendes, ¡No sabes qué es lo que significa esto para mi, Miguel! — ahora tu gritaste, me gritaste con dolor.

— ¡Mierda, Hiro. Puedes Hacerlo De Otra Pinche Forma, Más No Exponiendo Tu Vida! — te tomé de la chaqueta, jalandote a mi dirección ... me estaba doliendo.

— EL DESEO DE MI HERMANO ES SALVAR PERSONAS, Y LO HARÉ AUNQUE ME CUESTE LA VIDA, MIGUEL — exclamaste, sin hacer nada contra mí agarré.

— PERO YO NO QUIERO PERDERTE, NO QUIERO VERTE MORIR DE ESA MANERA — declaré.

Te solté, pero tu me tomaste de igual manera que yo, me tomaste del cuello de mi chamarra, me jalaste a ti y... Nos besamos, no sé si fue por necesidad o mero impulso pero... ¡Dios, como lo disfrute! El dulce sabor a cereza, tu embriagador elixir que me tentaba a seguir con el beso. ¡Odio tanto que los humanos tengamos que vivir de oxígeno! El aire de nuestros pulmones se nos acabó, nadie dijo nada, tu solo te marchaste. Te fuiste dejándome con una gran confusión en mi pecho, en mi ser...

Hiro, ¿Cuándo volveré a saborear aquel elixir que posees sobre tus labios?

Necesitó de tus besos.