XV

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Un grito rompió el silencio en el palacio, el grito de una mujer que provenía de los aposentos de la señorita Tugce, la sultana Haydee rapidamente se levanto de la cama y las criadas la vistieron

-¿Que esta ocurriendo?-pregunto saliendo de sus aposentos y vio como algunas mujeres entraban a los aposentos de Tugce, una se presento rapidamente ante la sultana informándole que ya había comenzado el proceso de parto-Es muy pronto, aun falta un mes-exclamo-Rápido, llamen a la doctora-ordeno y entro a los aposentos de la señorita Tugce donde se encontraba en su cama con las manos en su vientre y una expresion de dolor en su rostro

-¡Ya viene!-grito, una de las criadas limpio su rostro sudado e intentaba tranquilizarla

En ese momento entro la doctora y detrás de ella la sultana Helize, la doctora se dirigió a atender a la señorita Tugce de inmediato mientras la sultana Haydee se acercaba a la sultana Helize

-Márchate a tus aposentos-ordeno y la sultana Helize la miro desafiante

-¿Como se le ocurre? Quiero estar presente-discutió la sultana Helize y con los gritos de la señorita Tugce y la doctora, la sultana Haydee ya se sentía lo suficientemente alterada

-Como encargada de ti, del harem y del palacio, como sultana hermana del sultán y miembro de la dinastía te ordeno en este mismo instante que te marches a tus aposentos si no quieres enfrentarte a algo mucho peor-con voz dura y una mirada de los mil demonios, la sultana Helize hizo una reverencia como dicta la costumbre y se marcho furiosa de los aposentos de la esclava

Las siguientes horas fueron llenas de tensión, preocupación y rezos a Ala, la doctora y algunas pocas mujeres nada mas se quedaron en los aposentos observando aquel momento. La sultana Haydee, había sido testigo del nacimiento de sus tres sobrinos y no pensaba perderse el cuarto, luego de horas y horas que parecían eternas el sol salio al cielo y finalmente un llanto lleno el silencio del palacio

Había nacido ya

-Ala nos ha bendecido y la dinastía continua con el nuevo príncipe-exclamo la doctora y los ojos de la señorita Tugce se llenaron de lagrimas al cargar a su hijo, el principe

-¿Como se encuentra?-pregunto la sultana Haydee aun en su lugar temiendo acercarse, solo se dirigía a la doctora pues la madre parecía estar en una burbuja personal cargando a su hijo en brazos. En ese momento entro la sultana Afife a admirar el momento tan especial

-Es un niño sano y fuerte sultana-contesto la doctora, las mujeres de mayor confianza de la sultana lavaron al príncipe para recostarlo en la cama junto a su madre

-Felicidades...sultana Tugce-sonrió Afife y la seño...sultana Tugce le devolvió el gesto invadida de felicidad y alegría

-El niño nació al mismo momento que el sol se asomo al cielo, rápido, entreguen muchas monedas y dulces, estamos de fiesta-ordeno la sultana Haydee y las criadas se marcharon rapidamente a correr la noticia que no fue de mucho agrado para ciertas sultanas

-Mi príncipe, mi ángel-susurraba Tugce cargando a su hijo en brazos y observándolo con todo el amor del mundo

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El día que ese niño nació, fue el mas feliz de todos, por que ese mismo día tambien regreso el sultán

El corazón de la sultana Haydee latio desenfrenadamente al encontrarse con la mirada ansiosa de su esposo que la buscaba entre todas las mujeres y sultanas presentes. En la privacidad de su oficina se unieron en un largo y apasionado beso que había robado mas que un suspiro y con una mirada de amor que solo ellos entendían

Mucho tiempo a solas no pudieron tener, pues tenían que estar presentes en el nombramiento del nuevo príncipe. En los aposentos de la ahora sultana Tugce se encontraba la sultana Ishbel, Helize y Afife de pie junto a la cama de la sultana Tugce, el sultan tenia a su hijo recien nacido en brazos y una gran sonrisa iluminaba su rostro

Junto al sultán estaba la sultana Haydee y el pasha Zeheb tambien testigo de ese importante momento

-Tu nombre es Onur-susurro el sultán a su hijo-Tu nombre es Onur, tu nombre es Onur-repitió-Que ala te proteja en todo momento príncipe-

La sultana Ishbel se mostraba triste como si se tratase de un funeral, tenia los ojos rojos, clara muestra de que había llorado

La sultana Helize estaba seria, claramente descontenta y furiosa por la ocasión que se presentaba, un problema mas para ella

La sultana Afife sonreía alegre, siempre teniendo ese animo tan bueno que destruía toda tensión presente

Ahora nombrada sultana Tugce se encontraba sentada en su cama y parecía que nada ni nadie podría borrar esa sonrisa de su rostro y esa alegría que tenia presente, Ala había escuchado sus plegarias

Luego de tenerlo en brazos el sultán paso a su pequeño y frágil hijo a los brazos de su tía, la sultana Haydee quien miraba enamorada al pequeño niño en sus brazos, era tan pequeño y frágil

Extendió sus manos al cielo y pronuncio

-Ala que sea un hombre honrado-

-Amen-dijeron los presentes

-Ala protegelo y apoyalo-

-Amen-repitieron

-Ala que sea escudo y espada del imperio-

-Amen-Todos cubrieron sus ojos con sus manos finalizando el rezo

-Pronto tu tambien seras bendecida por tus hijos hermana mía-la sultana levanto la mirada al escuchar las palabras de su hermano, su esposo la miraba con admiración y completo amor el como ella sostenía a ese bebe en brazos

-Espero que Ala me bendiga con muchos hijos-deseo en voz alta para luego entregar al bebe en los brazos de su madre por quien lloraba

Finalmente el pasha Zeheb pudo tomar las manos de su esposa y juntos marcharse rapidamente con el permiso del sultán a su palacio. El sultán se encontraba por completo dichoso, había tenido un cuarto hijo, el tercer varón, gracias a Ala. Había conseguido ganar las provincias y demás tierras que fueron usurpadas por los persas y veía el brillo en los ojos de su hermana quien merecía ser feliz luego de todo su sufrimiento y sacrificio

Pero su alegría fue opacada por la furia al saber que el pasha gran visir Murad en todos estos meses de ausencia y el prácticamente gobernando, no había conseguido atrapar a ese hombre que acosaba a la sultana Haydee. Según las criadas a las cuales el mismísimo sultán había interrogado, se supo que la sultana siguió recibiendo aquellas temibles cartas

Y que el incompetente pasha no había conseguido atrapar al hombre o evitar que las cartas llegaran a manos de la sultana Haydee

La Sultana HaydeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora