VIII

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El sol iluminaba la tierra, la noticia de la boda de la sultana Haydee llego a oídos de todo el imperio, las provincias de Amasya, Maniza entre otras mas, fueron quienes recibieron con antelación la noticia. También llego a oídos de los Europeos, Venecianos y Romanos

El sultán hizo que arrojaran monedas de oro al pueblo compartiendo su felicidad, mando hacer una mezquita en el nombre de su hermana y tambien se preparo para la próxima campaña que tenia pendiente

Al otro día de la boda en la tarde, las cosas de la sultana Haydee estaban siendo transportadas a su nuevo palacio no muy lejos del palacio de su majestad. Todos los sirvientes estaban parados en filas mientras daban paso a la sultana Haydee que vestía un hermoso vestido azul como demanda la tradición y con un velo del mismo color que resaltaba con sus ojos

Desde lo alto del Harem la observaba las sultanas, ya en la mañana se había despedido de su majestad y los príncipes. La sultana subió al carruaje sin techo el cual solo cubría un velo grueso con encajes que permitía ver desde adentro lo que ocurría afuera pero no lo que ocurría adentro. La sultana vio como todo el pueblo estaba reunido allí para verla, los guardias comenzaron a lanzar monedas de oro por orden del sultán ante la celebración de la boda

Todos gritaban y exclamaban sus deseos para que la sultana tenga una larga y feliz vida junto al pasha

Desde que el sultán se había enterado sobre las cartas ella no había vuelto a recibir ninguna de esa clase pero aun se mantenía alerta y tensa, pues temía que la atacasen estando tan expuesta como lo estaba en ese momento pero bien su ahora esposo se había encargado de su seguridad al extremo

Entre la multitud el la vio.

Su amor hacia que sus ojos pudieran ver a través del gran y grueso velo y veía a su hermosa sultana con los ojos llenos de lagrimas, unida en matrimonio a un hombre que no amaba

El hombre casi entro en desesperación pero se contuvo, había mucha seguridad para impedir que la sultana pudiera escapar de ese horrible hombre al cual su destino esta entrelazado...o esos eran los pensamientos de aquel hombre desesperado

-Tranquila amor mio, pronto seras libre-murmuro el hombre para desparecer entre la multitud

Finalmente la sultana Haydee entro en aquel palacio que desde ese momento era su palacio, su hogar y el de su esposo. Aunque no lo admitiera en voz alta, la sultana estaba ansiosa por ver a aquel hombre con el cual se había casado, la ultima vez que había logrado verlo fue antes de la ultima carta

El palacio era realmente grande y hermoso, decorado de manera sutil y con grandes jardines llenos de flores, guardias en cada puerta y entrada, criadas de aquí para haya. En ningún momento se encontraría sola, las criadas la llevaron a sus aposentos

En medio de este había una gran cama, las paredes estaban pintadas de blanco y el techo de dorado al igual que la cama, la luz era tenue debido a las pocas velas

La criada ayudo a desvestirse para ponerse el camisón largo y blanco, la perfumaron y peinaron cuando las puertas se abrieron y entro el pasha, las mujeres bajaron la mirada e hicieron una reverencia

-Pueden marcharse-ordeno la sultana quedándose a solas con su esposo

Llevaba una bata y sus manos detrás de su espalda, no llevaba su turbante, dejando a la vista su cabello castaño claro, su mirada recorrió todo el cuerpo de la sultana y aunque no quería admitirlo, ella se sentía incomoda

Pues claramente no estaba acostumbrada a esa clase de atención, Zeheb dio un paso adelante esperando que ella retrocediera pero no fue así, ella se mantuvo en su lugar sin moverse ni quitar sus ojos de los de el. El extendió su mano acariciando su mejilla y ella cerro los ojos al sentir su contacto

Zeheb tomo su rostro en manos y la beso con dulzura y delicadeza, las manos de Haydee rozaron sus brazos y fueron subiendo por sus hombros sintiendo la fuerza de estos

-Sultana-

Haydee lo tomo desde la nuca acercándolo nuevamente a ella para sumergirse en un apasionado beso, las manos de Zeheb recorrieron su vientre y espalda abrazándola con mas fuerza

-Zeheb-

Escuchar su nombre en un susurro escapándose de los labios de la sultana Haydee fue mas placentero de lo que el podría imaginar

A pasos ciegos lograron llegar a la cama, la sultana Haydee era consiente de lo que esperaba un hombre en el lecho, pues había tenido largas conversaciones de ese estilo con las criadas del harem pero jamas creyó que el calor y la ansiedad que las mujeres decían tener ella lo tuviera tambien...pero multiplicado por mil

Acostada en la cama y con el Zeheb sobre ella besando su cuello, su mano subió por su pierna levantando el camisón y dejando su cuerpo al descubierto. Haydee con las manos temblorosas se encargo de quitar los botones de la túnica de su esposo y toco su pecho ardiente

Nuevamente la boca de Zeheb estaba devorando a Haydee quien disfrutaba ansiosa de lo sucedido, las ropas fueron quedando de lado y ambos se encontraban desnudos disfrutando del contacto del otro

Los pezones de Haydee estaban duros al contacto de las manos de Zeheb que disfrutaba tocándolos para luego bajar su mano acariciando su vientre plano hasta llegar a su entrepierna cuando Haydee solo un chillido-gemido de sorpresa. Zeheb gimió de placer al sentir su humedad y llevo su mano a la pierna de Haydee para hacer que esta le rodeara la cadera 

Nunca dejo de besarla cuando la penetro, al principio un par de lagrimas traicioneras escaparon de sus ojos por el dolor, pero rapidamente fueron sustituidas por el placer

Gemidos y suspiros llenaron el ambiente, el placer estaba mas que presente entre ambos esposos quienes ansiaban el clímax y el tacto del otro, habían dejado de lado esos papeles de pasha y sultana para volverse dos amantes desesperados y hambrientos por el otro

Consumiendo la unión

La Sultana HaydeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora