35. Pelea

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Desde aquella tarde los días no eran para nada iguales, Ren había tenido que reposar un poco el cuerpo, pero semanas después solo se le veía como un algo triste vagando por las calles de Konoha.

Él peliblanco seguía dolido por la situación, aquel fruto del amor que sentía por su mujer se había desvanecido tan fácilmente como había llegado a sus vidas, y ello se sentía realmente mal.

Ren lloraba por los rincones, pasaba el día entero encerrada en su habitación recostada hasta que se sentía lo suficientemente fuerte como para salir de ella, sin embargo la joven había perdido su característica sonrisa.

Ella se sentía sola todo el tiempo, Tobirama trabajaba de sol a sol y ella se sentía responsable por la muerte de su bebé. Ella sentía que su imprudencia le había matado.

Aquel día verdaderamente no estaba siendo bueno, los cambios que su cuerpo seguía experimentando eran un tanto extraños, ¿cómo habrías de explicarle a tu organismo una pérdida así?

Ren se encontraba peor que nunca, aquel día no había señales de Tobirama, Mito estaba confinada en casa debido a una gripe de su pequeño e incluso si ella pudiera acompañarle Ren prefería que no lo hiciera, ver a su pequeño sobrino le recordaba a aquel pedazo de ella que había perdido incluso si era incorrecto.

La pelinegra se encontraba recostada sobre la cama observando todo, recordando cada instante vivido en aquel lugar, todas aquellas muestras de amor por parte del frío ninja de ojos rubíes, su gran sonrisa y pequeñas lagrimas al enterarse de que formarían una familia y, por último, todas las tardes que pasó sola encerrada en aquel lugar lamentándose.

—Lo siento tanto.—murmuró para ella misma acariciando su vacío vientre—. Debí haberte cuidado más...

Pequeñas lágrimas abandonaron sus ojos mientras abrazaba la almohada de Tobirama contra ella.

—Tobirama... Lo siento.—murmuró aspirando la esencia de su marido.

Tal vez si cerraba los ojos podría conciliar el sueño, al menos estaría tranquila y ahí, en un perfecto mundo de ensueño, se sentiría menos miserable de lo que era ahora.

(...)

Para el joven peliblanco, ciertamente,  no estaban siendo las mejores semanas. Aquel triste evento que había azotado a la familia le había puesto verdaderamente mal.

¿Cómo un padre podría superar la pérdida de un hijo?

Pero aquello que más le preocupaba al de ojos rubíes era su amada esposa; desde el momento donde sus ojos inundados en lágrimas le dieron la noticia el había sentido como algo dentro de él se rompía. Ren era una mujer tan delicada en muchos aspectos y tan fuerte en otros que Tobirama simplemente no soportaba ver en lo que la princesa del clan Chiba se había convertido.

Tobirama intentaba no verle así, ella lloraba tanto, y solo de ser necesario salía a la calle unas cuantas horas. La feliz chica de ojos bicolor se había vuelto una triste mujer. El simplemente no podía soportar aquello.

Tobirama dejaba su hogar cuando ella aún dormía, cuando su rostro no tenía rastro alguno de dolor, solo una tranquilidad inmensa que le daba alivio al corazón del joven al menos por ese día, el besaba su frente o sus labios, preparaba el desayuno y salía. Insistía en hacer horas extra ordenando papeles de su hermano, quien lo observaba triste y en ocasiones le hacía comentarios respecto a su ausencia en casa.

Ren || Tobirama SenjuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora