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JiMin y JungKook tenían una bonita y larga relación desde hace ya seis años.

En el cuarto año de su noviazgo, cuando JiMin tenía 21 y JungKook 19, ambos decidieron finalmente vivir juntos, ya que además éste último finalmente se había graduado.

Como toda pareja normal tenían discusiones, pero nada que unos minutos de charla, besos o caricias o no pudiera arreglar. Ellos dos se amaban y demasiado. Tampoco se celaban él uno al otro, JungKook respetaba que su novio quiera salir con sus amigos y viceversa, confiaban el uno al otro, así que no veían para nada una posible infidelidad.

Se respetaban, se amaban y confiaban él uno al otro. No necesitaban nada más que eso para tener una bonita y pacífica relación. Fuera de lo amoroso, también se llevaban muy bien, tenían gustos similares. Como la pasión de ambos por la música y el baile. Aunque igualmente, sus personalidades eran muy diferentes.
JiMin era tranquilo, tímido, cariñoso y con carácter fuerte cuando se lo proponía. JungKook todo lo contrario, amaba hacer ruido y ser revoltoso, no era además demasiado cariñoso— solo con su novio— y también algo impulsivo, era el tipo de personas que hace o dice algo antes de pensarlas, a diferencia de JiMin, quien siempre piensa todo. Después sino también tenían otras muy pequeñas diferencias, pero ya eran sobre algunos gustos. Por ejemplo, JiMin amaba vestir atuendos con colores cálidos y suaves, mientras que JungKook amaba los colores fríos o el negro.

A pesar de esas pequeñas diferencias, sus personalidades y gustos se acoplaban bien por más raro que sonara.

Luego de un año que vivieran juntos, las cosas comenzaron a complicarse. No es que comenzaran a discutir con frecuencia o se distanciarán, sino que cuando JungKook comenzó a trabajar, comenzaron a verse menos, además de que también a JiMin le cambiaron el horario, dándole más dinero, por lo no tuvo otra opción que aceptar. Todo sea por su novio.

JiMin trabajaba de la noche hasta la mañana, mientras que su novio del mediodía hasta la noche, por lo que solamente lograban verse unas pocas horas cuando éste primero volvía del trabajo. Además las clases de universidad a las que iban, también les dificultaba sus horarios.

Ambos trabajaban duramente para poder comprarse una casa y mudarse de ese feo y pequeño departamento. Que había sido de JiMin unos dos años antes de que se mudaran. Los dos también provenían de familias muy humildes, por lo que tampoco podían pedirles algo de dinero a sus padres, además de que querían conseguir el dinero por cuenta propia.

A JiMin le satisfacía las pequeñas horas que veía a su novio, prefería eso a no verlo absolutamente nada. Le encantaba cuando volvía cansado del trabajo y se refugiaba entre los brazos del pelinegro, a pesar de que JungKook siempre esté durmiendo.
El rubio sabía que si seguía trabajando duramente, le cambiarían el horario a uno más adecuado, en donde podría ver más seguido a JungKook y recibir además, más dinero y por fin poder mudarse.

Solo debían aguantar un tiempo más.

Pero para JungKook todo era realmente complicado y difícil. Había dado un gran paso con tan solo 19 años al mudarse con su novio, no se arrepentía, para nada, pero tal vez las cosas hubiesen sido diferentes si esperaba un poco más. Cuando se mudaron se acostumbró tanto el estar todo el tiempo con JiMin, que cuando le cambiaron el horario a éste y él empezó a trabajar y estudiar, comenzó a sentirse demasiado solo y además estresado.

JiMin suspiró al abrir la puerta de su casa, estaba realmente cansado. Le exigían demasiado en su trabajo y además trabajaba toda la noche, cansándolo aún más.
Prendió las luces, ya que se encontraba toda la casa a oscuras, y abrió el refrigerador para tomar algo de agua. Odiaba cualquier cosa que tenga alcohol o gas, por lo que solo tomaba agua y rara vez algún zumo. Era además más saludable. Al terminar dejó la botella de agua al lado de la de Coca Cola y luego se dirigió con pasos arrastrados a su habitación. Entró, se cambió la ropa por su pijama y se tiró en la cama para luego apegarse al pecho de su novio, quien se encontraba durmiendo plácidamente. No quiso despertarlo, así que simplemente tomó los brazos del más alto y los envolvió al rededor de su pequeño cuerpo. Luego como un pequeño gatito refregó su rostro por el cuello del contrario para finalmente cerrar los ojos.

Se despertó luego de un rato al sentir como picaban su rostro.

— ¿JungKook-ah?— preguntó con la voz algo grave, producto de recién despertarse.

Era normal que el pelinegro lo despertara de aquella forma.

— Me quedé dormido esperándote... perdón bebé.

— No...— refregó sus ojitos con sus puños— era tarde, así que estaba bien que estés durmiendo, si te hubiera encontrado despierto te hubiese regañado.

— Me hubieras despertado de igual forma— besó su nariz.

— Ve a lavarte los dientes, hueles mal— rió.

— Todos tenemos mal aliento cuando nos despertamos.

— Por esa razón ve a cepillarte los dientes y luego iré yo— besó castamente sus labios para luego levantarse y dirigirse a la cocina.

JungKook lo miró irse con una pequeña sonrisa en su rostro, para luego acostarse nuevamente y poder dormir unos minutos más.

— ¡Ni se te ocurra volver a dormirte Jeon!— gritó JiMin desde la cocina.

Mierda, si que le conocía.

Soltó unas palabras incoherentes y luego se levantó para dirigirse al baño.

La mayoría de las mañanas eran así. JiMin volvía del trabajo a las 5 de la mañana, en donde a veces JungKook le esperaba despierto, dormían juntos y cinco horas después el pelinegro le despertaba, así podían desayunar juntos antes de que él se vaya. Luego JiMin se volvía a acostar para dormir unas dos o tres horas más.

Aunque las cosas comenzaron a cambiar.

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Lie ✦Kookmin✦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora