BORN | MARKHYUCK ®✓

Suicide

Se estaba comiendo las pastillas como si su vida dependiera de ello, lloraba haciendo notar su desesperación. En ese lugar especial, donde el le contó sus sentimientos, donde dieron su primer beso, donde pudo ser feliz por primera vez, donde prometieron una vida juntos.

¿Hay alguna razón por la cual el deba aún quedarse?, para Mark, ya no existían razones suficientes por las cuales debía quedarse. Llorar, eso ya no servía para mejorar. Había tenido en sus manos la manera de que ellos escaparán esa noche que compartieron cama, pero se negó y eso lo estaba persiguiendo ahora mismo. El que su mundo no esté, era su culpa, el que haya reaccionado tarde y no le haya tenido en cuenta. Las señales que le dió esa noche, las aplazó y empezaba a sentir tanta culpa en su corazón, que solo llorar era inútil.

Pero no era el único que estaba pensando lo mismo. También Haechan quién permanecía sentado en la fría cama de Renjun, con la ropa revoloteada en el suelo, prendas que casualmente usaba en sus citas. Habían libros, que fueron desordenados, y vidrios rotos por todas partes, se quedó sumido a la parte de donde tenía prohibido buscar (ya que Renjun siempre dijo que si el tocaba las cajas, el se enojaría mucho) pero no tenía de otra más que sentir que quizás haya alguna nota que diga que esto era un sueño y debía despertar.  Aunque ya sabía que eso no pasaría.

De pronto después de un rato recostados en sus propios lugares, cada uno tuvo el momento de pensar, ellos habían Sido el apoyo de Renjun sin saberlo. Pero a pesar de todo no pudieron salvarlo, el dolor quemaba tanto y les molestaba pensar en que quizás esto era lo que se merecían. Ninguno quería afrontar la verdad, nadie podría salvar a Renjun de su demencia, pero aún así sentían que ellos pudieron hacerlo mejor.

Cargaban una culpa muy fuerte en su corazón.

Lo que pasó esa noche, la policía tuvo que relatarlo en un atril en una junta vecinal, como una familia destruida falleció una noche y como es que todo el vecindario no escucho nada, Haechan callado y mirando el piso solo tiro a llorar. El también se preguntaba ¿Como era que no escuchó nada?

Mark repasaba esa historia pensando cada vez más, por qué alguien debía volverse "enfermo" por todo lo que rodea. Y entonces pensó en el mismo, era lo mismo pero no corría tal desafortunado destino, pero si por el fuera quería cambiarlo. Aunque en esos momentos solo quería morir.

"Yo se que eres, tu sabes quien soy. ¿Eso no es suficiente?."

Renjun era un ángel quizás, pero esas palabras nadie podría decirlas como el.

Y lo mismo con Haechan, el menor se levantó de la cama con los ojos llorosos y fué hacia ese estante en el que veía a Renjun guardar hojas al azar, dónde las cajas estaban prohibidas. Abrió con pesadez la puerta de madera que parecía haber estado trancada con mucho esfuerzo, estaba perfectamente limpio con luces navideñas en este, como si se tratara de un lugar perfectamente decorado y cuidado.

Mientras tanto, Mark se levantó del frío suelo, botó el pote de pastillas que "calmaban" su dolor y caminó.

El menor prendió todas las luces y encontró dos cajas pesadas y un montón de hojas. Decidió tomar las hojas y con cuidado se sentó en el suelo. Para su amarga sorpresa, Renjun sabía que moriría.

Leyendo uno que otro recuerdo, cartas que el mismo le dió a su amado, fotos, y más que nada despedidas sin completar. Pero exclusivamente una que contenía claves y palabras muy fuertes que hacían que Haechan sintiera curiosidad, tenía que salvar al intruso de su ángel. Por más que no le interese tanto conocerlo de esta manera.

Y frente al mar, Mark caminaba con la mirada perdida en el agua, quería encontrarse con Renjun y apresuró el paso ansioso.

-Renjun no puede ver esto...

El mayor giró su rostro y vio al intruso quién se arrodilló a verle, tenía entre sus brazos las cajas que Renjun mencionaba, también una hojas desordenadas, regreso su mirada a la de el que no parecía muy diferente a la suya. Todo coincidía, hasta el dolor.

Mark quería salvar a Renjun, querían escapar, querían ser felices, querían irse a algún lugar lejos donde el sol brillará en todo su esplendor. Y Haechan, quería lo mismo, empezó a llorar tan fuerte a casi gritos que hizo que Mark supiera, que ambos amaban tanto al ángel.

Que darían sus alas por el.