Mark born

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Un tipo alto, delgado, ojos achinados y perdidos en alguna parte del camino, el es un tipo que va hacia alguna parte tratando de encontrar algo, cada día de cada semana repite el mismo ritual.
De pronto, el corre hacia el mismo árbol, sin emitir palabra alguna. Va por el callejón menos concurrido soltando quejidos de dolor por la rapidez y el sobreesfuerzo, y toma asiento (casi a tropezones) en la tierra seca cerca de una cabaña azul a su derecha, entre dos arbustos bien puestos y un campo de hortalizas de granja a su izquierda, deja escapar una gran bocanada de aire y cierra los ojos con calma.

Son las seis en punto de la tarde y Mark Lee a llegado a tiempo para ver el atardecer.

Hay algo que a Mark le molestó de la clase de hoy, un término que aborrece y teme pensar que existe, es sobre la depresión.
¿Sabían acerca de la depresión disfrazada?
Mark no sabía de aquello y no quería tampoco saberlo, pero lo tenia, y no lo quería aceptar.

Todos los días, en este pequeño espacio en el que al parecer de encontraba completamente solo, Mark sentía la respiración acortarse y a su vez los ojos empiezan a picar al punto de salir lágrimas semipequeñas y desordenadas por todo el rostro, se retira los anteojos y sin querer calmarse empieza a dejar salir toda su frustración.

—Hoy sólo puedo confirmar que, estoy peor que ayer.- Su voz es muy calmada a pesar de la fuerza que contienen sus palabras, suspira pesadamente y acompaña las lágrimas con sonidos agitados de desesperación que guardó por mucho tiempo. El paisaje le está dando tanto que pensar, quería ser parte de el, que sus lágrimas sean lluvia y el una simple nube en extinción.

Todo esto se debía a las distintas razones que lo llevaban a sentirse tan miserable. Empezando por su familia.

Los padres de Mark eran los más comunes y corrientes físicamente y quizás hasta sentimentalmente, su padre se ocupaba del trabajo y su madre sólo se encargaba de casa y la educación de ambos hijos por otro lado su único hermano mayor era ya estudiante universitario galardonado, a simple vista era una familia muy simple y feliz  como las demás.

Pero...¿No lo notarían si no lo cuentas con detalles, cierto?

Mark tiene diferentes talentos como cantar, tocar algunos instrumentos y bailar, talentos que en casa no era muy bien recibidos, asi que con el pasar del tiempo no importaba aquello ya para el. El quería enorgullecer a sus padres y que ellos sintieran esas necesidades de darle cariño como lo hacían con su hermano mayor cada que traía un logro nuevo. Extrañaba el suave contacto de los abrazos de su padre y el "te quiero" de su madre que ya no escuchaba por más que se esforzaba por uno. Pero eso era difícil de escuchar o conseguir, porque Mark no es especial y mucho menos la estrella brillante de su hogar, que ya existía.

Se guardaba los problemas de la escuela y sonreía todo el tiempo sacando preocupaciones y fingiendo que su alrededor era perfecto, sus amigos empezaban a alejarse de él porque no era muy activo socialmente. Empezó a hablar solo la mayoría de veces, con sus amigos los inexistentes y siempre andaba en su pieza. Su madre que siempre estaba cerca de el, noto el cambio que tenía su hijo.

Creo que está perdiendo la cabeza.

"Sí eso mismo" pronunciaban de respuesta. ¿Era cierto?

Mark sonreía a pesar de ello, llegaba a la escuela y empezaba a mentir, a hacer su vida una obra disfrazada.

"Oh si, fuimos al parque ayer"

"Nosotros somos bien unidos"

"Claro! Los almuerzos son tan divertidos..."

"Mi madre me dedica canciones de dormir."

"Claro! Claro que mi padre me saca al arcade a veces."

Todo mentira.

Pero a el no me importaba porque, vivir feliz con una mentira perfectamente creada por si mismo, era un escape más. Pero las mentiras, tienen poco recorrido ya que al final la verdad sale a la luz. Recibía entonces como premio la estruendosa voz de su padre que se escuchó por toda la casa como un golpe seco después de saber que su hijo menor y menos importante mentía en la escuela, sin saber las causas de esto, solo atinaban a castigarlo frecuentemente.

Sus padres tenían problemas económicos por las malas movidas con su hermano mayor, la aún estrella protagonista. Mark no ayudaba en casa, estudiaba y ese era su única manera de existir y dar a entender que hacia su labor, era consciente de su tema en casa y a veces las decía en voz alta y era castigado como de costumbre. Lloraba tanto que, no podía expresarse correctamente.

- Llorar es para las víctimas y cobardes.

Y Aprendió a controlarlo, nunca volvió a salir una lágrima en su rostro frente a los demás.

Su error era guardar todo. El se escondía en su pieza y sonreía nuevamente tratando de olvidar las golpizas, iba al comedor y hacia reír a su pequeña familia. Iba a la cama y escuchaba música. Las almohadas estaban mojadas, pero, no había problema alguno el era feliz a su manera.

La única salida, era correr y ver el atardecer muy lejos de su otro yo, su cobarde doble que era feliz con ese tipo de vida.

¿A quién le importa?

Mark sigue guardando en su delicado cuerpo tantas verdades y sus dolores. Llorar lo aliviaba. Y mirar el atardecer, aún más.

El tiene depresión silenciosa. El nació para fingir y esconder. Y lo aceptaba.


Aunque para Renjun, su vecino con problemas más fuertes y menos remediables, Mark era especial.

Mark era una Pandora.






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