Sounds

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Haechan tomó el teléfono mientras estaba solo en casa, marcó los tres dígitos, y empezó a sonar con tanta calma que le empezó a causar ansiedad.

- ¿Diga?

- Quiero levantar una orden de búsqueda.

- Sí, dígame el nombre y la última ubicación. Fecha y hora.

- Hace tres días, 4 de la madrugada. Su habitación, vestía un pijama a cuadros, Huang Renjun.

Habían pasado tres días, ambos chicos habían ido en horarios diferentes a sus lugares favoritos sin rastros del chico, extrañados iban más seguido a su casa con la esperanza de verlo. Pero no había nada que les indicará que pasaría, solo buscaban entre las cosas que se podían ver desde las ventanas, no había mucho.

La puerta estaba trancada así que Haechan tampoco podía entrar, y la última vez que vio a alguien entrar fue la señora que había Sido tutora de Renjun y llegaba cada tres días a verle. Sorprendentemente la señora nunca más salió, cosa que hizo que el se sintiera más ansioso.

Aunque le calmaba un poco saber que la tutora quizás era una señal de que todo está a bien.

Esa noche dejó dos besos intactos y dos chicos nerviosos.

Una tarde.

Una noche.

Un demonio.

Un depresivo.

Y un demente.

La tarde del cuarto día, ambos chicos concurrieron el mismo día a la dirección de la casa del último mencionado, no habían señales algunas de esta persona. Haechan veía el cuarto de Renjun y este permanecía vacío entre la cama y el escritorio. Las pastillas intactas. Sin gritos, y eso era lo que más le preocupaba, su silencio, y específicamente el no era de callarse.

Mark en cambio iba y miraba la ventana con cuidado, nada, calmado e intacto que daba escalofríos. Sentía que cada que pasaba por esa casa se ahogaba y encontraría oxígeno en ver a Renjun ahí desde la ventana diciéndole que le espere que ya bajaba.

Pero no había ninguna señal.

Tanto Mark como Haechan corrieron hacia el parque, tomaron asiento en unos sitios donde podían ver perfectamente la casa y el juego favorito de Renjun, cruzaron miradas y sintieron como si se entendieran, después de varios minutos mirándose, les sacó de su trance un sonido de un coche interrumpiendo el encuentro.

Ese sonido que jamás pidieron escuchar, algo que hizo que ambos girarán la cabeza con terror, un pitido en ambos que hizo que no pudieran dejar de correr hacia el lugar.

Era el sonido del dolor.


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Grax por leer❤️🥲

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