Capítulo 63.

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Simón PoV.

No podía creer que la mujer que he amado con locura me estuviese diciendo estas palabras, ya no se que pensar, como reaccionar o que decir. Simplemente esas pocas palabras me mataron por dentro.
La miré a los ojos, esos ojos celestes que tanta paz me transmitían en un momento, ahora demostraban frialdad y dolor, mucho dolor.

Simón: yo...eh..yo debo irme.

Di rienda suelta a mis lágrimas que no tardaron en caer, mientras que mi corazón se estrujaba dentro de mí, salí corriendo y tome mi auto.
Empecé a manejar como si la velocidad aliviará mi dolor, eso era imposible. Yo la necesitaba a ella en mi vida, todos los malditos días de mi vida. Queria verla sonreír y que fuera por mis bromas, sonrojarse cuando la tocaba, o respirar su perfume; pero no, por culpa de mi gran bocota tuve que decir esas cosas, y ella ya no me perdonará nunca más.

Las lágrimas nublaban mi vista, ya no podía seguir, no quería hacerlo; aceleré un poco más y me dirigí a un barranco que se veía a unos pocos metros, ya estaba decidido hasta que escuché las risitas de mis niños, sentí sus pequeños abrazos al rededor de mi cuello, ellos me decían que me amaban; a pesar de todo ellos son lo más importante de mi vida además de ella, me convencí de que me necesitaban tanto como yo a mis hijos; pero cuando quise doblar para seguir el camino ya era demasiado tarde.

Simón: lamento haberles fallado, los amo!

Esas fueron mis últimas palabras antes de cerrar mis ojos esperando lo peor.

Ámbar PoV.

Después de que Simón se fue, la angustia me invadió, empecé a llorar desconsoladamente. No puedo creer que mi orgullo me alejara de Simón, yo había hecho cosas 50 veces peores y el me perdonó una y otra vez.

Ámbar: ahhhhhhhhhhhgg soy una imbecil, acabo de dejar ir al amor de mi vida.

Escuché de lejos mi celular, corrí a él con la esperanza de que fuera Simón, pero cuando conteste la llamada, del otro lado sólo había silencio, hasta que logré escuchar unas entrecortadas y lejanas palabras. Supe de inmediato que era el.

Simón: te amo Ámbar.

Me sentí vacía, la angustia y desesperación me invadió, de inmediato supe que algo malo había pasado; corrí lo más rápido que pude y tome mi auto, donde iba a ir? No sabía dónde estaba Simón, sólo sabía que me necesitaba tanto como yo a él.

Decidí seguir a mi corazón, como tantas veces el me había dicho que hiciera, maneje casi 20 minutos cuando a lo lejos pude ver llamas, una ambulancia y a los bomberos.

Me bajé del auto y caminé hacia ahí, iba lento, tenía miedo de lo que podía encontrar.

La escena era horrible, un auto totalmente en llamas, los bomberos combatiendo el fuego, mientras que 2 paramédicos trataban de revivir a una persona. Pero no era cualquier persona, era mi marido, el amor de mi vida.

Comencé a gritar y llorar como loca, todo esto había sido mi culpa, que Simón este en el piso lleno de sangre fue por mi, y el sin embargo logró llamarme para decirme que me ama.

Paramédico: señora, debe alejarse.

Ámbar: ese hombre que está ahí es mi marido, no puedo alejarme de el, por favor.. haga lo posible por salvarlo, lo necesito conmigo, por favor!!!!

Subí a la ambulancia junto a él, tome fuertemente su mano, no quería que se fuera, no lo iba a aceptar.

Ámbar: vamos mi amor, tenés que vivir, para ver crecer a nuestros hijos, para amarme sólo como vos sabés.
Yo me equivoqué un montón, todo fue mi culpa, por favor no me abandones, no te vayas... Yo se que sin vos no puedo!

Un clavo saca otro clavo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora