capítulo 30.

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Simón PoV.

Recosté a Ámbar en la cama suavemente, hoy lo haríamos despacio y si apuro, ya que todavía me causaba un poco de...miedo? Pudor? Por la bebé. Sacudí mi cabeza para borrar esos pensamientos y concentrarme en la hermosa mujer que tenía a mi Merced.

La desvesti completamente y comencé a besarla, mis manos querían sentir la calidez de su cuerpo, las pasaba por su pelo, su nuca, sus piernas mientras que mi lengua bailaba con la de ella. Me separé un segundo sólo para meter dos de mis dedos en mi boca, ya humedecidos bajé mi mano hasta su zona íntima y los introducí haciendo movimientos sensuales con ellos . Mi rubia gemía de placer, sus caderas se movían contra mis dedos para que profundizará el tacto.

Simón: con calma mi amor, no quiero hacerle daño.

Ella comprendió lo que quise decir y me dejó tomar las riendas.

Mis besos se iban corriendo por todo el contorno de su mandíbula, hasta llegar a su oreja, ahí suspiraba o gemía un poco para que ella enloqueciera aún más. Empecé a bajar por su clavícula, frenando en cada lunar, en cada peca, quería todo de ella. Llegue a sus pechos y roce un pezón con mi lengua, ella echó su cabeza  hacia atrás sintiendo como el placer la inundaba. Mis dedos trabajaban en su zona y sentía como se humedecieron cada vez más.

Ámbar: mi amor, te quiero en mi!.

Esas palabras me calentaron, la forma en la que su voz ronca resonaba en mis oídos me ponían como loco.

Abrí sus piernas y puse mi pene en su entrada, decidí torturarla un poco más. Pasaba el glande por toda su entrada y empujaba un poco más sobre su clitoris.

Ámbar: ahh siimooon por favor.

Me tomó desprevenido cuando agarró el tronco de mi pene, lo puso en su entrada y empujó. Nunca lo había hecho, pero maldición, que bien se sintió.

Mi placer era tan notable que empecé a gemir.

Ámbar PoV.

Tuve que meterme su pene,  su tortura había llegado demasiado lejos.

Sus gemidos guturales llenaban la habitación, que sexy se ve así.

El se movía despacio, sus movimientos eran muy provocadores, sentía cada pliegue de su hombría, cada vena, me quemaba el placer cada vez que tocaba mi punto. Esta velocidad era nueva para mí y no se siente nada mal.

Ámbar: que ricooo mí amor!

Simón: te gusta así hermosa?

Ámbar: me encanta.

El se seguía moviendo en mi, no descuidada mis puntos. Me besaba, pasaba su lengua por mis pezones y me tocaba el clitoris. Sentía tanto placer, como si estuviera tocando el cielo. Mis paredes húmedas empezaron a cerrarse a su alrededor intensamente. Esto hizo que los dos gimieramos y nos vinieramos juntos.

Ámbar: eso fue increíble, te extrañaba mucho.

Simón: si preciosa, yo también te extrañaba. Espero no haber hecho daño a nuestra hija.

Ámbar: quedate tranquilo que no pasará nada.
Recuerdas la primera vez que se movió?

Simón PoV.

Simón: claro que lo recuerdo, fue un momento hermoso.

Flashback.

Estábamos ensayando en una casa de un productor en México, las chicas estaban preparando para almorzar al lado de la alberca. Era como un picnic y el día estaba muy caluroso.

Un clavo saca otro clavo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora