capítulo 34.

361 28 0
                                    

Ámbar PoV.

Ya era de día cuando me despertó el llanto de Ali. Me levanté y fui a buscarla.

Ámbar: tranquila hija. Buenos días princesa!

Dije sonriéndole.

La saqué de su cuna y la cambié.

Ámbar: no imaginas lo que extraño a tu padre! Pero me haces feliz pequeña

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ámbar: no imaginas lo que extraño a tu padre! Pero me haces feliz pequeña.

Ella me sonrío y la puse un ratito en el piso con sus juguetes mientras ordenaba su cuna. Cosa que me arrepentí de haber hecho al segundo, había una nota que decía "ni una palabra a nadie de lo que pasó anoche, te tengo vigilada, estoy más cerca de lo que pensás. Esta demás decir que si abres la boca tu hija sufrirá las consecuencias".

Rompí la nota en varios pedazos, nadie la podía ver. Mis lágrimas empezaron a caer por la impotencia que sentía de saber que mi hija estaba en peligro y no podía hacer nada.

Me senté a su lado aún llorando y ella me miró, se acercó a mí arrastrándose y me dió uno de sus juguetes.

Creo que ella presiente todo lo que pasa, no se si es un don o algo así pero me ayuda a seguir.

Ámbar: gracias hermosa. Te amo como a nadie.

La tomé en mis brazos y bajamos a desayunar.

El día transcurrió como siempre, mi vida es bastante rutinaria.
Con la simple excepción que no he sabido nada de mi marido. He intentado llamarlo como 50 veces pero no contesta, no está en línea ni nada. Me estoy empezando a preocupar.

..........

Esa noche después del baño de Ali, tenía terror de que durmiera sola, así que la llevé conmigo a mi cama para dormir juntas.

Puse los dibujitos favoritos de Ali y la acosté a mi lado, ella reía y balbuceaba con cada canción.

Desperté como 3 horas después, no se en que momento me había quedado dormida, busqué a mi hija con la mirada y estaba durmiendo plácidamente. La tapé un poco más y le di un beso en su cabecita.

Estaba por apagar la televisión pero escuché un ruido que provenía del pasillo y ví mi puerta entreabierta. Cerré completamente la puerta? No lo recuerdo.

Me levanté para cerrarla pero algo la detuvo, en ese momento supe lo que venía, escalofríos recorrían por toda mi espina dorsal.

Xxx: hola Ámbar!

Ámbar: que quieres de mí? Vete, déjame en paz.

Un clavo saca otro clavo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora