IV

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"Enfrentamiento cara a cara" 

 Ya había pasado una semana desde aquel maravilloso fin de semana junto a su querido castaño; antes de que el alemán tuviera que partir de viaje de negocios a Japón, en dónde próximamente inauguraría una nueva tienda de ropa vintage.

Realmente odiaba que Eren se fuera del País por demasiado tiempo. Sin embargo, debía de aceptar que los negocios del alemán eran la razón por la cual se mantenía a su lado...o eso pensaba el moreno.

El ambiente era frío y Levi ya estaba harto y sumamente hambriento, faltaban dos clases antes de que pudiera marcharse a su pequeño departamento en el campus de la universidad, aquél departamento que Eren odiaba y siempre le proponía abandonar a cambio de uno nuevo en una mejor zona de la ciudad; oferta que Levi siempre rechazaba para no preocupar a su madre.

"¿De dónde has sacado el dinero para ese departamento nuevo?" y muchas preguntas que seguramente no sabría como contestar sin que su madre no quisiera empacar sus cosas y tomar el primer avión desde Francia hasta Alemania.

-¿Qué tal si vamos por una pixa vegetariana después de clases?- preguntó de buenas la castaña- vamos enanin- canturreo mientras guardaba un par de carpetas en su bolso.

-No estoy de humor para pizzas- contestó malhumorado tras escuchar el apodo de siempre salir de los labios de su amiga.

Torció los ojos al escuchar como Hanji pronunciaba de esa forma tan infantil, aquella que tanto le caía mal escucharla hablar

Hanji lo miro ligeramente preocupada, el azabache solía ser una persona seria y malhumorada; pero jamás había rechazado salir por una pizza vegetariana, y menos en viernes.

Algo andaba mal.

-¿Es por Eren?

Levi la miró sorprendido, con su lacio cabello en la frente por tener la cabeza recostada en la mesa, y un pequeño sentimiento de tristeza en el pecho. Sin embargo, el de piel nívea no hizo mas que observar a su amiga, buscando algo con que esquivar la pregunta mientras jugaba indeciso con sus pequeños dedos helados

-Lo sabía- contestó sería sin apartar los ojos del deprimido cuerpo de su pequeño amigo- siempre te pones así cuando se marcha de negocios.

-No me pongo de ningún modo, sólo estoy cansado de escucharte decir mierdas todo el día.

Hanji río con fuerza al escuchar las falsas excusas de Levi, lo conocía muy bien y sabía cuando el azabache intentaba ocultar algo tan evidente como su tristeza.

-Di lo que quieras, pero saliendo vamos a comer pixa.

-Se dice pizza, idiota.

Levi torció los ojos con aparente molestia. Sin embargo, internamente aceptaba que de alguna manera el escuchar a Hanji hablar de esa forma tan estúpida le ponía hasta cierto punto de buenas, pero eso jamás lo admitiría en voz alta.

Caminaron juntos un par de minutos, mientras el frio aumentaba sin piedad y Levi solo se limitaba a castañear de vez en cuando, o al menos cada vez que la morena volteaba a otro lado.

-¡Hey!

Y ahí estaba de nuevo, el insistente rubio de enormes cejas intentando encamarse a Levi. No era novedad, ni un secreto que se desmoronaba por el pálido cuerpo del francés, tampoco estaba en privado que Levi siempre lograba humillarlo con sus duros rechazos.

Sugar daddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora