(KaguBoru)♥Cambiaste Mi vida♥(TERMINADO)

🌷La verdad de sus pasados. 🌷

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Las luces doradas de la tarde traspasaban la distancia que había en ambos. La calma era absoluta, apenas se podía escuchar la brisa golpeando los alrededores y sus cabellos moviéndose en efecto. Uno mantenía en sus gestos un enojo entristecido, mientras que el otro, la firmeza tomaba forma en sus ojos.

Y la música se volvió el sonido de sus voces.

Boruto : ¿Puedo saber porqué haces esto con nosotros? Su mente debatía con argumentos de la ira, mientras que su corazón, peleaba con la tristeza. El control se estaba volviendo algo desconocido.

Naruto : Ya te di mis razones. Su semblante no dudaba.

Boruto : ¿Solamente son esas?

Naruto: Solamente necesito esas. Constató inmediatamente casi no lo dejaba terminar la pregunta. ¿Te parece poco?.

Boruto : Sí, me parece un grano de arena en medió del mar. Observaba una minúscula piedrita en el suelo, justo en medio de sus dos pies.

Naruto: ¿Qué quieres que te diga? La firmeza empezó a ablandarse bajando en centímetros la mirada.

Boruto : Mei cree que tienes otras razones. Su vista volvió a su padre.

Naruto : ¿No es razón suficiente querer proteger a mi hijo? Seguía observando a la altura de los pies de su hijo.

Boruto : Sí, si tuvieras solo esa razón para mi bastaría. Lo observaba fijamente contrario a lo que hacía el mayor.

Naruto: No es cierto, pelearías sin importar la razón. Esta vez el de mirada triste era él.

Boruto : Hasta mi último aliento.

Naruto: Te vas a arrepentir. internamente pedía que su hijo lo dejará. Dejará el camino que escogió junto aquel chico.

Boruto: Eso es lo que haré toda mi vida si dejó esto así. Se veía completamente seguro de lo que decía. Y eso esos al hokage, sin quererlo, le dolía.

Naruto: ¿Por qué estas tan seguro? Quería reprocharle a gritos a la vida.

Boruto : Me conozco tanto como conozco al tamaño de lo que siento. Dejó salir una leve sonrisa.

Cada palabra, cada pregunta, cada gesto de su hijo lo dejaban de a poco entre la espada y la pared, una pared llena de picos filosos y una espada de doble filo.

Como una granada, ya había quitado el seguro, solo faltaba...explotar.

Su debilidad sorpresiva no era por las constantes preguntas, era por esos ojos tan iguales a los suyos, que aun con tristeza y enojó, lo miraban sin una gota de duda.