La vida se acaba?

659 24 0
                                    

Capítulo 3 (narra Sara)

Despertarme el día siguiente fue peor que un jarro de agua fría. Me dolian los ojos y la cabeza, además, tuve una noche llena de pesadillas. Pesadillas en las que era yo la que estaba colgada y mis padres los que lloraban. Pero aunque suene extraño, me sentía en paz, libre por primera vez.

La verdad, no se sí a eso puedo llamarle pesadilla o más bien locura.

Después de una buena ducha y mi ropa usual, leggins y sudadera, me apure para no llegar tarde a primera hora. Al llega fui consciente en primera persona de la situación en la que estaba, mis padres estaban muertos, estaba sola, marginada, y lo peor, ahora la gente me miraba con pena.

- Preferiria que me ignorasen como hasta ahora a que me miren como a una mártir.- susurre descaradamente y cabreada.

En cada esquina o cada mirada que me cruzaba recordaba la muerte. A tercera hora me empezó a faltar el aire. Me fui. Por supuesto que me fui.

Necesitaba estar a solas asique como era costumbre en mi, caminé hasta un parque que había con un pequeño lago a un kilómetro de la universidad. Solía venir aquí cada vez que necesitaba pensar

Reflexionar, eso es lo que me hace falta. Además, este sitio siempre me ha relajado, es como si nada malo pudiera pasarme aqui.

"¿Y si en realidad el sueño que tuve fuese una señal? Y si debería haber muerto yo?"- Dijo mi voz inconsciente en mi cabeza

"Por dios Sara!! ¿como puedes pensar eso?" . Como siempre, teniendo conversaciones conmigo misma.

"Tampoco es tan raro"

"¿Que no es tan raro? ¿Pero tu te estas escuchando?"

Me sumí en mis pensamiento durante horas hasta que empece a sentir un fuerte dolor en los labios, los tenía tan fríos..... "No se como no me he congelado aquí sola". "Pero si son las 8!". Me asusté al mirar el reloj.

-Mejor me voy a casa. Si, será lo mejor.

Abrí la puerta lentamente, algo me producía escalofríos en el que se suponía que era mi hogar. Después de cenar subí a la habitación de mis padres y empece a llorar de nuevo. Parecía que no podía hacer otra cosa, pero bueno supongo que es algo normal en alguien que acaba de perder a su familia. Cada cosa de esta casa me recordaba lo sola que estaba.

Si Sola.

Cuando iba a salir de la habitación de mis padre pude ver un pequeño papel sobre la mesilla. Lo abrí.

"Sara, perdónanos, te queremos mi vida, más que a nada, pero la situación estaba yendo a peor.

Verás, hace dos años descubrí a tu padre en la oficina haciendo algo muy malo mi niña, algo que prefiero que no sepas, algo que prefiero que no investigues, algo que si alguna vez descubres espero que lo perdones, a él por su traición y a mi por no haber huido contigo, desde ese momento, las cosas han ido a peor, además de que debíamos mucho dinero y si no pagabamos irian a por ti. Se que no merezco pedirte perdón ni merezco el tiempo que malgastas leyendo estas palabras pero lo mejor era que dejásemos esta vida, así nadie te haría daño, era la única forma de protegerte.

Eres lo más importante que nos ha pasado a tu padre y a mi y aunque no lo hayamos demostrado, estamos muy orgullosos de ti Sarita.

Cuídate amor mío, recuerdanos, y recuerda a tu abuela, ella tuvo razón desde el principio, tu eres especial. "

"Te quiere, Mamá"

"Joder", "porque a mi?". Si aún me quedaban lágrimas, era el momento de usarlas.

- Yo también os quiero Mama, pero no me pidas que no haga nada, estaba equivocada, no fuisteis cobardes. Te quiero, os quiero, pero perdóname por lo que voy a hacer.- Hablé en alto como si me escucharan

Baje las escaleras hasta la cocina, al menos sabía que esta vez no me esperaría nadie allí, cogí el primer cuchillo que me encontré y volví a subir a mi habitación.

- Se valiente Sara, es tu decisión, tu lo decides!.

Me senté en el suelo y sin darme tiempo a pensar, lo hice. Se sentía doloroso.

En un momento mi alfombra blanca pasó a ser roja.

Mi camiseta estaba pegajosa y me la saque, me daba asco, odio la sangre. Moriría, pero sin vomitar. Empecé a ver borroso y esta vez no era por las lágrimas sino por la falta de vida.

Podía sentir como perdía la vida. Me controlaba para no entrar en pánico.

Miraba al frente, a mi puerta, cuando un ruido no muy lejos me sobresalto.

¿Quien era?

¿Que era?

Tenía miedo.

El secreto de SaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora